El gobierno del presidente Gustavo Petro definió el salario mínimo para 2026 con un aumento de 23%, una decisión que vuelve a poner en el centro del debate el ritmo al que ha crecido este ingreso en las últimas dos décadas.
Aunque la discusión se concentra en el salario mínimo base, el salario integral también ocupa un lugar relevante en el debate. Esta modalidad agrupa en un solo pago mensual el salario base junto con las prestaciones y beneficios sociales, e incorpora conceptos como el trabajo nocturno, dominical y festivo, las primas legales y extralegales, las cesantías y otros recargos.
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Para calcular el salario integral, se debe multiplicar por 13 el salario mínimo vigente, que para 2026 será de $1.750.905, sin incluir el auxilio de transporte. Esto se debe a que la ley establece que el salario integral equivale a 10 salarios mínimos como remuneración básica, más un factor prestacional de 30%, que corresponde a tres salarios mínimos adicionales. En total, el salario integral suma 13 salarios mínimos, es decir $22.761.765.
Camilo Cuervo, socio de Holland & Knight, explicó que una de las principales ventajas del salario integral es la simplificación administrativa. “Este esquema evita los cálculos y la gestión de pagos semestrales, como los que se hacen en junio y diciembre, ya que el salario se paga de manera integrada en un solo monto mensual”, señaló.
Otro beneficio clave, agregó Cuervo, es el aumento del flujo de caja del trabajador. “Al mensualizar conceptos como las cesantías y la prima, que en la práctica funcionan como un ahorro, el trabajador dispone de más liquidez mes a mes, lo que mejora su capacidad de consumo y de endeudamiento”.
No obstante, aclaró que este mayor ingreso mensual no implica necesariamente que el trabajador gane más dinero en términos reales. “Lo que cambia es la forma en la que se recibe el ingreso: el trabajador puede disponer libremente de esos recursos, a diferencia de las prestaciones sociales, que tienen una destinación específica. Por eso, el salario integral puede percibirse como más atractivo, aunque no represente un aumento real frente a un salario ordinario”, explicó.
En cuanto a las condiciones legales para pactar un salario integral, Cuervo subrayó que el primer requisito es que exista un acuerdo escrito. “Todo salario integral debe constar por escrito. Si no hay pacto escrito, el salario se considera ordinario”, advirtió.
Además, la ley establece un umbral mínimo para su aplicación. “No puede hablarse de salario integral por debajo de 10 salarios mínimos legales mensuales como remuneración básica. A esto se debe sumar un factor prestacional de al menos 30%, que compensa de manera anticipada prestaciones como la prima, las cesantías, sus intereses y eventuales recargos”.
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