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Las raíces de Sandra Hinestroza, chocoana a cargo de HP Colombia

Sueña con devolverles a sus padres crianza que le dieron. Es la primera mujer que lidera a HP Colombia.

  • La revista Forbes la incluyó en la exclusiva lista de las 50 mujeres poderosas de Colombia en 2022. FOTOs cortesía
    La revista Forbes la incluyó en la exclusiva lista de las 50 mujeres poderosas de Colombia en 2022. FOTOs cortesía
  • Yolanda Mena y Rafael Hinestroza con su hija Sandra.
    Yolanda Mena y Rafael Hinestroza con su hija Sandra.
15 de mayo de 2022
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Quibdó la vio nacer y Bogotá crecer. Amante del whisky, los postres y el reguetón. Es chocoana y feminista, y la hija de dos educadores que comenzó prestando servicio técnico para software y ahora ocupa la presidencia de HP Inc. en Colombia.

A Sandra Hinestroza Mena la mueve el arraigo por sus raíces, por su color de piel, su cabello crespo y su sonrisa grande. Y aunque su vida la construyó en Bogotá, no olvida que proviene de la tierra del cununo, la guasa y la marimba; aquella a la que sueña con devolver “un poco” de lo que le ha brindado.

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Nació un 12 de mayo de 1971. A los cinco años se mudó con sus padres, Yolanda y Rafael Ángel, a la capital del país en busca de oportunidades. Desde niña siempre supo que la educación era la única herramienta que tenía para triunfar en la vida.

Transcurría 1988 cuando Sandra pisó por primera vez la Universidad de los Andes. Tenía en su mente un único propósito: ser ingeniera de Sistemas.

“Le debo a mis padres el amor por los libros y el conocimiento. Cuando era niña no me dejaban salir a jugar sin antes haber terminado las tareas. La prioridad siempre fue que mis hermanos y yo hiciéramos una carrera universitaria”, recuerda.

Estudiar en una universidad prestigiosa no fue fácil. Su familia tuvo que buscar alternativas financieras para costearle una ingeniería. Por eso, Sandra siempre buscó responder al esfuerzo que hacían sus padres para brindarle la mejor educación.

En 1993 se graduó. Fue entonces cuando se postuló a Oracle, una de las más grandes compañías de software del mundo. En ese lugar comenzó prestando soporte técnico cuando se presentaban daños a los programas que ofrecía la empresa. Años después fue promovida al área de Preventas, donde fue más feliz.

“Descubrí lo mucho que me gustaba lo social, interactuar con la gente, crear espacios. Y estando ahí me llaman de una compañía que apenas estaba empezando a expandir sus horizontes en Colombia: Hewlett-Packard (HP)”, cuenta Sandra.

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El 1° de junio de 1994 los medios colombianos registraron la apertura de la primera oficina de Hewlett-Packard (HP) en el país.

“No es una subsidiaria, sino una oficina que apoyará localmente el canal de distribución. Hewlett-Packard venía manejado el mercado colombiano desde una oficina en Miami”, rezaba el periódico El Tiempo en uno de sus artículos de esa época.

Así, cuando estaban en pleno auge las impresoras LaserJet, los computadores Vectra y los portátiles de la familia Omnibook, que costaban en ese momento alrededor de US$2.132, comenzó un camino de ascensos para Sandra.

Fue en 1998, el año en que Colombia fue eliminado del mundial de Francia, que Sandra llegó al área de Mercadeo. Encargada de definir la estrategia de venta para los computadores personales que fabricaba HP, Sandra comenzó a abrirse paso.

Años después, en el 2014, Hewlett-Packard anunció su división en dos firmas que cotizarían de manera separada en el mercado de valores: HP Inc., dedicada a las impresoras y computadores personales, y Hewlett Packard Enterprise, encargada de los servidores, equipos de almacenamiento y redes. Sandra quedó en la primera.

“A medida que la organización se iba posicionando en el país, fui escalando. Después de algunos años en la compañía, me nombraron directora del segmento de impresión, donde estuve por más de 10 años trabajando para el crecimiento de HP en el país”, recuerda.

Y aunque lo menciona con cierta timidez, Sandra se destacó por llevar este segmento de negocio a ocupar el primer puesto en cuota de mercado.

Pasaron más de 20 años para que a esta chocoana le llegara la oportunidad de mostrar su compromiso y profesionalismo en las grandes ligas de HP Inc.

Ad portas de cumplir 24 años en la firma, Sandra por fin alcanzó el último escalafón: fue nombrada como presidenta general de esta compañía tecnológica en Colombia, la primera mujer en ese cargo.

“Mijita cuídese, no se exceda mucho en ese trabajo”, fueron las primeras palabras que dijo su mamá al enterarse.

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Nunca se va de la oficina sin revisar los mensajes que llegan a su correo electrónico. Sandra cree que todas las personas merecen una respuesta “en tiempo y forma”.

Odia los gimnasios y lo que más la relaja es caminar con Judas, un doberman de seis años que es su adoración. Fue madre porque la vida así lo quiso y conoció al amor de su vida en Quibdó.

Sandra recuerda con felicidad la música, la infancia, la universidad, pero no la vida sin su hermana. Hace 14 años quedó a cargo de sus sobrinos, Daniela y Juan José, quienes desde muy pequeños vieron en ella esa figura materna que les fue arrebatada.

Hoy Sandra habla de esos dos niños que crió como suyos con una sonrisa en la cara. Daniela, como ya toda adulta que vive en Barcelona, ve en su mamá complicidad, inteligencia y resistencia.

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Víctor Manuel Valencia apareció en la vida de Sandra hace siete años, se enamoraron en el matrimonio de unos familiares y desde entonces no se han separado.

Él en Pereira y ella en Bogotá. Él en la medicina y ella en la tecnología. Y aunque la distancia no ha sido fácil, la emoción que sienten cuando se ven desdibuja el saber que tendrán que separarse pronto.

“Quizá su mayor debilidad es no darse cuenta de sus fortalezas. Todo el tiempo se está dando ‘palo’, olvidándose de ser ella”, dice Valencia.

Le gustan los colores vivos pero cuando está triste prefiere los oscuros. Los fines de semana “mama gallo” con sus amigos. No se avergüenza de escuchar reguetón y la salsa vieja le recuerda su adolescencia.

Sigue amando la comida del Chocó y no deja pasar un año sin visitarlo. Y ahora esta líder vanidosa y parrandera, como ella misma se describe, sueña con llevar a su empresa a otros niveles y ver crecer a sus hijos

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