La reforma tributaria o Ley de Financiamiento del Gobierno, que aspira a recaudar $16,3 billones —$10 billones menos que la propuesta inicial—, comenzó su trámite legislativo prácticamente sentenciada.
La discusión está prevista para este martes 25 de noviembre, y tendrá apenas 11 días para ser aprobada en el Congreso, antes del 16 de diciembre, fecha en la que el Legislativo entra en receso.
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Los ponentes sostendrán una sesión técnica para rehacer el informe que servirá de base a la discusión, un documento que hasta la semana pasada parecía difícil de consensuar.
Ese ajuste será la antesala de una deliberación decisiva: si no prospera, el Gobierno tendría que recortar gasto, aumentar el endeudamiento o presentar una nueva reforma tributaria.
Ponencia negativa mayoritaria en la Comisión Tercera
En medio de este escenario, la Comisión Tercera del Senado ya radicó una ponencia de archivo, impulsada por el senador conservador Efraín Cepeda y respaldada por 10 de los 17 integrantes de la célula legislativa.
Cepeda argumentó que el proyecto incrementaría el déficit fiscal y afectaría especialmente a los hogares más vulnerables. Según el senador, el aumento de impuestos al sector financiero y extractivo encarecería los créditos y las tasas de interés, golpeando el bolsillo ciudadano.
“Esta reforma la quieren es para aumentar el gasto, no para beneficio de los colombianos porque se incrementa el déficit fiscal y son $16 billones que golpean el bolsillo más vulnerable del país”, afirmó el senador.
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Además de Cepeda, esta ponencia fue firmada por los senadores Liliana Bitar (Partido Conservador), Juan Carlos Garcés (Partido de la U), Antonio Zabaraín (Cambio Radical), Juan Pablo Gallo, Karina Espinosa y Mauricio Gómez Amín (Partido Liberal), Jairo Castellanos, presidente de la Comisión Tercera y Ciro Ramírez y María Angélica Guerra (Centro Democrático).
Impuestos al carbono y a licores generan rechazo
Uno de los puntos más polémicos del proyecto es el impuesto al carbono, que —según sus críticos— elevaría el precio de la gasolina y golpearía directamente a los más de 12 millones de motociclistas de ingresos bajos y medios que dependen de este medio de transporte.
De igual forma, Cepeda alertó que aumentar los tributos a la cerveza, los licores y los cigarrillos podría desfinanciar a los departamentos y estimular el contrabando, afectando sus ingresos fiscales.
“Aumentan en 50% los impuestos a las entidades financieras y extractivas, lo que encarece los servicios crediticios y eleva las tasas de interés de las tarjetas. Por eso le decimos ‘no’ a esta reforma dañina”, afirmó.
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En paralelo, la representante a la Cámara por la Alianza Verde, Olga Lucía Velásquez, aseguró que la reforma enfrenta un ambiente adverso que la acerca al archivo.
Según explicó, no hubo condiciones políticas ni procedimentales para arrancar el debate. Recordó que para este lunes estaba convocada una sesión conjunta de las comisiones económicas, pero la resolución que debía habilitarla no fue firmada por los vicepresidentes de las células legislativas, por lo que la sesión se levantó.
A esto se suma la ausencia de quórum, lo que, según Velásquez, refuerza la percepción de que el proyecto no tiene los respaldos necesarios. “No hay ambiente político”, concluyó.
Gobierno busca destrabar la tributaria
Frente a este panorama, el ministro de Hacienda, Germán Ávila, ha sostenido reuniones con los ponentes para intentar salvar el proyecto, que será discutido de forma simultánea en las cuatro comisiones económicas del Congreso. Sin embargo, la tarea es compleja: si una sola comisión lo rechaza, el proyecto se archiva automáticamente.
Para la representante del Pacto Histórico, Támara Argote, hay sectores que buscan bloquear la Ley de Financiamiento. Señaló que la iniciativa es clave para cerrar el Presupuesto Nacional y asegurar recursos para programas sociales.
A su turno, el ministro del Interior, Armando Benedetti, también criticó la ponencia negativa. En su cuenta de X aseguró que hundir la reforma incrementaría el riesgo asociado a la deuda externa y pondría en jaque la estabilidad económica del país.
El presidente Gustavo Petro se sumó al debate y afirmó que cada gesto legislativo contra la iniciativa hace subir el costo de la deuda nacional.
El mandatario defendió el alcance del proyecto: “La reforma no le quita un solo peso a la clase media; deje de ser mentiroso e irresponsable. Solo grava a los grandes megarricos del país, cuyos patrimonios y ganancias se han duplicado en mi gobierno”.
Y lanzó una advertencia directa a Cepeda: “Si usted sabotea la reforma económica, disparará los precios de la deuda. Nos envía directo a la emergencia”, dijo el jefe de Estado.
Ajustes clave del Gobierno y los impuestos que siguen firmes
El Ministerio de Hacienda tuvo que recalibrar la reforma luego del caos que se desató en las comisiones económicas, donde varios congresistas se levantaron de la mesa denunciando fallas en el trámite.
En respuesta, el ministro Germán Ávila regresó con una versión más liviana del proyecto: menos tributos polémicos, una meta de recaudo más baja y una propuesta pensada para mantener a flote la discusión.
Entre los ajustes hechos por el Gobierno se encuentran:
• Reducción del impuesto a cigarrillos, tabaco y cerveza, cuyo recaudo bajaría de $7,8 billones a $3,1 billones.
• Eliminación del impuesto a la boletería.
• Revisión del IVA para vehículos híbridos.
Con estos cambios, el Ejecutivo intenta evitar que la reforma se descarrile antes de abrir el debate formal.
No obstante, a pesar de los recortes, el corazón de la reforma se mantiene firme con estos impuestos:
• Aumento del impuesto de renta para ingresos desde $10,2 millones mensuales.
• Mayor carga al impuesto al patrimonio para fortunas superiores a $2.000 millones.
• Sobretasa al sector financiero, bajo el argumento de que sus márgenes son suficientes para contribuir más.
• Nuevos impuestos ambientales, incluidos algunos aplicados al sector minero-energético y a bebidas alcohólicas de alta graduación.
El tiempo aprieta para aprobar la tributaria
El ministro de Hacienda expondrá el proyecto el próximo martes ante las cuatro Comisiones Económicas de Senado y Cámara; y basta con que una de ellas lo rechace para que la iniciativa se dé por terminada.
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Ese mismo día, en la Comisión Tercera del Senado, la oposición planea presentar una nueva ponencia de archivo, respaldada por una mayoría que podría cerrar definitivamente el paso a la reforma.