El regreso de las corridas de toros a la Plaza Santamaría, en Bogotá, provocó agresiones de algunos “animalistas” contra aficionados taurinos. Hubo 29 heridos y 6 capturados. Además de vehículos e inmuebles averiados con piedras.
Es impresentable que las diferencias entre quienes condenan el sufrimiento de los toros y quienes defienden el toreo como una manifestación cultural-estética se resuelvan por medio de la fuerza.
El activismo por los derechos de los animales no puede desembocar en atropellos contra los seres humanos. Es condenable lo ocurrido.