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Con la sonda china, la humanidad da un paso más hacia la comprensión

  • El éxito viene tras un plan orquestado desde 2004, cuando se plantearon las metas del programa espacial lunar chino: orbitar, aterrizar y traer de regreso muestras, y pretende facilitar el objetivo de llevar seres humanos al satélite en la década de 2030. Foto: EFE
    El éxito viene tras un plan orquestado desde 2004, cuando se plantearon las metas del programa espacial lunar chino: orbitar, aterrizar y traer de regreso muestras, y pretende facilitar el objetivo de llevar seres humanos al satélite en la década de 2030. Foto: EFE
23 de diciembre de 2020
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El pasado 17 de diciembre aterrizó en la tierra material alienígena. A una velocidad de unos 11,2 kilómetros por segundo entró en la atmósfera la sonda china Chang'e-5, una cápsula que despegó el 23 de noviembre de 2020 con dos objetivos: traer tierra y piedras de la Luna, en una misión que no se completaba con éxito desde 1970; y consolidar a China como el nuevo actor imprescindible de la carrera humana por conquistar el espacio.

Ambas metas se cumplieron, según confirmó la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA, siglas en inglés), y prometen con cambiar el futuro.

La sonda Chang'e-5 aterrizó a la 01:59 hora de Beijing en la Región Autónoma de Mongolia Interior en el norte de China, con 1.731 gramos de muestras tomada en la Luna. “Se trata de un hito importante en la construcción de nuestra fuerza aeroespacial” dijo el viceprimer ministro de ese país, Liu He. No miente.

“Es un acontecimiento importante para la exploración espacial porque no solo se trajo material lunar después 40 años, también lo hizo una misión china”, señala Pablo Cuartas, profesor de astronomía de la Universidad de Antioquia. “Antes de ellos, solo los norteamericanos y soviéticos lo habían logrado. Ahora hay otro gran protagonista”.

El éxito viene tras una estrategia orquestada desde 2004, cuando se plantearon las metas del programa espacial lunar chino: orbitar, aterrizar y traer de regreso muestras; y que pretende facilitar el objetivo de llevar seres humanos al satélite en la década de 2030.

“Esto significa que ellos también van a estar involucrados en los planes de exploración del futuro”, señala Cuartas, “y eso es un logro de todos, porque estos proyectos son demasiado grandes, como para que un país pueda hacerlo solo. Esto es una búsqueda de la humanidad”. Y lo es, explica, porque el objetivo final, más allá de poner una bandera en un planeta, es entender nuestro origen, el porqué la humanidad existe.

Una comprensión que sueña con dar un paso más a través de las muestras recién llegadas.

“Que el agua es un componente vital para la vida, lo sabemos. Al menos en esta forma de vida que conocemos. Ahora, la pregunta que nos hacemos es cómo se formó el agua en la tierra”, afirma Cuartas. La ciencia, que se rige por hipótesis que comprueba con el paso del tiempo y la mejoría en las técnicas e instrumentos de investigación, plantea en este momento que lo más posible es que el líquido haya llegado a la tierra en un asteroide.

El material lunar (que la sonda china trajo el pasado 17 de diciembre) a la tierra es roca, tierra y arena que se presumen “jóvenes”. Es decir, que pueden ser de la etapa en que la Luna era un cuerpo celeste recién formado y nuestra vía láctea pasaba por un momento muy diferente al actual.

“Estudiar esto nos dará ideas de cómo nació la tierra de por qué estamos acá”, concluyó Cuartas.

El camino de conquista a la Luna

La imaginación humana es la primera herramienta de conquista. Antes de contar con granos de arena lunar en tubos de ensayo en laboratorios, la comunidad científica tenía entre sus hipótesis que el suelo de la Luna podía ser un mar esponjoso de arena incapaz de soportar el peso de un hombre y mucho menos el de una máquina. El cerebro completa la información que no conoce, y afortunadamente, la actualiza.

En solo cuatro años la humanidad supo que la Luna tenía suelo solido; fue y caminó sobre ella en dos ocasiones y trajo material de ese satélite en tres misiones para seguirlo descubriendo en casa. La cronología comienza el 3 de febrero de 1966, cuando la sonda espacial de la Unión Soviética, Luna 9, se convirtió en el primer objeto humano en posarse sobre un cuerpo celeste, demostrando que el suelo era sólido. Solo tres años después, el 20 de julio de 1969, tres norteamericanos comprobarían la verdad revelada por los soviéticos caminando sobre el satélite.

Ya a su regreso los laboratorios recibieron los primeros granos del material. No serían, aún, los últimos. Cuatro meses después de Apolo 11, Apolo 12 repetiría la travesía y solo un año más tarde la comunidad científica humana tendría en sus manos los primeros granos de arena lunar extraídos por un robot, resultado del éxito de Luna 16, una maquina espacial de bandera soviética.

Desde ese año, 1970, ni máquina ni humanos habían logrado completar con éxito una misión de extracción y regreso de material lunar. Eso hasta el pasado 17 de diciembre. Y esta vez no fueron los soviéticos ni los norteamericanos.

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