En Medellín y el Valle de Aburrá, la línea que separa la ciudad del cielo parece desdibujarse. Los nuevos edificios que se levantan en las laderas y zonas altas del valle han alcanzado tal altura que las nubes ya no solo cubren las montañas, sino que atraviesan balcones y ventanales, creando un paisaje urbano que combina arquitectura moderna y naturaleza