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Ahora sí se habla de violencia contra la mujer

Las redes sociales están sirviendo para visibilizar abusos que históricamente se han cometido contra las mujeres, usualmente, comentados en voz baja.

  • ilustración Esteban parís
    ilustración Esteban parís
26 de octubre de 2016
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El pasado miércoles, 19 de octubre, miles de mujeres en diferentes ciudades de Argentina pararon sus labores y, vestidas de negro, bajo la lluvia, exigieron que no hubiera #NiUnaMenos.

Ni una menos como Lucía Pérez, una adolescente de 16 años de la ciudad costera de Mar del Plata, que fue drogada y violada por dos hombres de 23 y 45 años de una manera tan brutal que le ocasionaron la muerte. La fiscal del caso, María Isabel Sánchez, explicó públicamente que esta “se produjo por el acceso violento con un objeto romo por vía anal, lo que motivó el reflejo vaso-vagal, un excesivo dolor que le causó un paro cardíaco”. Agregó que jamás vio algo tan aberrante.

Todas las marchas fueron convocadas por redes sociales. Con las etiquetas #NiUnaMenos y #VivasNosQueremos, la indignación, la solidaridad y la rebeldía salieron a flote. Estas campañas tuvieron respuesta no solo en Argentina, también en Chile, México, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Estados Unidos salieron a la calle, y el flujo de mensajes en internet se incrementó desde el resto de Latinoamérica y países como España y Francia, en Europa.

Flagelo sin fronteras

Y es que casos como este ocurren en todas partes. En Colombia, por ejemplo, se recuerda a Rosa Elvira Cely, quien murió en el año 2012, cuando tenía 35 años, tras pasar cinco días en cuidados intensivos luego de ser golpeada, abusada sexualmente y empalada por uno de sus compañeros de estudio en el Parque Nacional en Bogotá.

Más recientemente, también se conoció que en Brasil una adolescente de 16 años fue abusada sexualmente por 33 hombres. Ella relató a la policía que una noche salió para una fiesta, y que allí, al parecer, fue drogada, dijo que solo recordaba hasta que se desmayó y que luego se despertó en un lugar desconocido, desnuda, con dolor y sangre en sus órganos genitales, y rodeada por hombres armados que reían y la llamaban prostituta. No habló en su casa sobre lo que le había pasado porque sentía vergüenza, dijo; nada se supo hasta que un video de la violación fue publicado por sus agresores en redes sociales, como Twitter.

Vulnerables pero con voz

“Estos medios han servido para todo. Eso incluye lo negativo, como lo que hicieron esos hombres en Brasil que, no bastando con el ultraje que cometieron, revictimizan a esta joven con la publicación de unas imágenes, sometiéndola al escarnio público. También han servido para redimir los derechos de las mujeres y de muchas minorías”, anota Víctor Solano, consultor en comunicación y miembro la Brigada Digital.

Por su parte, la abogada Mónica Roa, defensora de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, resalta que “las redes sociales están poniendo en evidencia situaciones que existen hace mucho tiempo y están ofreciendo a muchas mujeres una plataforma donde pueden hacer sus denuncias y encontrar solidaridad por parte de grandes sectores de la sociedad. Esperemos que con esto la violencia contra las mujeres, en cualquiera de sus formas, deje de verse como algo vergonzante para las mujeres y empiece a serlo para los agresores”.

#Lejosdemi #SOY #niunamenos #vivasnosqueremos

Una foto publicada por Lali (@laliespositoo) el

El silencio también puede ser violento.

Una foto publicada por valeriagallo (@valeriagallo) el

Y, ¿ahora qué?

Ahora que las mujeres están alzando su voz, que se organizan para apoyarse y que reciben el apoyo de diferentes sectores de la sociedad -en los que hay hombres, por supuesto-, “el Estado debe cumplir con su obligación de prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer.

La sociedad civil debe involucrarse en la denuncia y rechazo a este tipo de comportamientos, mostrándole solidaridad a las víctimas y promoviendo una cultura de tolerancia cero.

Las mujeres deben denunciar y saber que vamos a estar ahí para apoyarlas.

Y los hombres tienen que empezar a generar conversaciones sobre cómo se cambia el significado de la masculinidad para erradicar de raíz este tipo de comportamientos”, concluye la abogada Roa.

“Hay que tomar fuerzas y salir a las calles, para gritar todos juntos, ahora más que nunca: ‘Ni una menos’ solo así, evitaremos que maten a miles de Lucías más” (Matías Pérez, hermano de Lucía).

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