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“La gente siempre necesitará a alguien para odiar y más en Twitter”: Camilo Triana

El creador de contenido habló sobre cómo llegó a las redes sociales, la relación que tuvo con Juanda, su salud mental y sus próximos proyectos.

  • Camilo Triana suma más de 4 millones de seguidores en sus redes sociales. FOTO Cortesía Talk Media Group
    Camilo Triana suma más de 4 millones de seguidores en sus redes sociales. FOTO Cortesía Talk Media Group
15 de mayo de 2023
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El pelo de Camilo Triana nunca es igual. Lo ha tenido morado, verde, amarillo, azul. Casi siempre lleva unas mechas que le caen en la frente, aunque por estos días está calvo. La vida de Camilo, la que le muestra a sus más de 4 millones de seguidores en redes sociales, es poco monótona.

Nació hace 28 años en La Palma, Cundinamarca. A los 16 llegó a Bogotá donde trabajó como mesero, asistente, en lo que le resultara. Nunca ha ido a la universidad, pero ya está planeando hacerlo: quiere estudiar veterinaria, medicina o algo relacionado con el campo digital.

Cuando no produce contenido, intenta disfrutar de la compañía de sus mujeres: la mamá y su hermana Emma. También aprovecha para estar con sus perros. No sale mucho y su lugar favorito de la casa es el cuarto: ahí están sus libros, ahí escucha música desde Juan Gabriel, pasando por Lady Gaga y rematando con The Chemical Brothers. La playlist depende del mood. Su casa es su lugar seguro, dice.

¿Qué es lo más duro que le ha tocado lidiar en las redes sociales?

“Perder la privacidad por decisión propia, porque las personas que se meten en esto deben ser conscientes de que cuando uno llega a un público amplio y se convierte en una figura pública, uno pierde la privacidad en cierto sentido. Y lidiar con las opiniones de otras personas que juzgan por alguna pequeña cosa que se hace o se dijo o que malinterpretan.

Es muy duro, porque yo no soy la mierda que la gente describe en redes sociales, tienen un odio desmedido sin razón alguna. Enfrentarme a eso ha sido muy duro porque yo estoy diagnosticado con ansiedad y depresión desde hace 8 o 9 años, y eso agrava muchísimo mis crisis o bajones”.

¿Cómo hace para controlar toda esa cantidad de hate que recibe?

“Con terapia. No es lo mismo recibir terapia cuando estaba en un anonimato social, a lo que soy ahora que tengo una vida más expuesta, más observada. Además con los ejercicios que me envía la psiquiatra, no le dejo el trabajo solo a los medicamentos, también trato de esforzarme. La gente puede decir 10.000 vainas mías, pero yo no puedo dividirme en 10.000 partes para coger a cada una de las personas que opinan y decirle, ¡hey, yo no soy esto por esto! Pero hacer que la gente cambie de opiniones es muy difícil”.

Su nombre cada rato es tendencia en Twitter...

“La gente siempre va a necesitar a alguien a quien odiar y más en Twitter. Es chistoso porque yo amo Twitter y no me he ido a pesar de toda la mierda que me tiran, siento que es una red social que bien usada es cool. Yo me río muchísimo y estoy al día con las noticias. Este año me han cancelado como cinco veces, las dos primeras veces me dieron muy duro, pero después ya fue como tengo que aprender a vivir con esta vaina.

Hay un grupo que decidieron odiarme porque quieren odiarme, porque no tienen un fundamento para odiarme. Yo ya tengo silenciado mi nombre, entonces no me aparecen los mensajes donde me tratan mal, a menos que me arroben”.

Es más consciente de las consecuencias de ser figura pública en las redes...

“Sí, claro. De repente yo digo algo que para mí fue gracioso y para el porcentaje más alto de mi público fue chistoso, o lo grabé, o le tomé la foto, pero para cinco personas no lo fueron. Entonces esas cinco van y escriben, y otras personas ven la vaina y desde sus puntos de vista comentan, y otras así no me conozcan me insultan, así se forma la bola de nieve. Aprendí que si le respondo a alguien, ese tuit va a tener más alcance y se van a pegar de lo que yo diga, es como dice la Policía cuando arrestan a alguien, que todo lo que se diga se puede usar en contra, entonces prefiero ignorar”.

¿Cómo aterrizó en las redes sociales?

“Yo creo que fue por accidente. Mi ex, desde que lo conozco, hace contenido para las redes y de alguna manera él me empezó a inducir. Cuando llegó la pandemia, el encierro nos cogió juntos entonces empezamos a hacer contenido y eso se fue expandiendo. Ya sentía la necesidad de hacerlo todos los días, de pensar algo nuevo y a la gente le gustó. Crecí en números y se convirtió en mi trabajo”.

¿Cómo ha evolucionado el contenido que hace?

“Siento que los seres humanos estamos en constante cambio y eso va de la mano. Al principio empecé haciendo sketch (humor), pero luego eso no me hacía sentir cómodo, entonces poco a poco me di cuenta que en realidad lo mío no es actuar o meterme en un personaje, porque para mí es muy desgastante. Admiro muchísimo las personas que pueden crear contenidos de un personaje, pero no es lo mío. Ahora muestro mi vida y a las personas que le gusta, se encuentren con mi contenido, les agrada; muestro mi día a día, con mi familia, mis mascotas, con todo”.

Su mamá y Emma, su hermana menor, también hacen parte de todo esto...

“Nunca fue como vamos a grabar, no, ni una invitación, siempre se dio todo. Al principio con mi mamá hacíamos contenido cuando hacíamos mercado o la llevaba a cambiar de outfit. Eran cosas así muy espontáneas, de la nada. Y con Emma pasa que me ve como su figura paterna o su figura más grande, entonces trata como de imitar lo que hago, le fluye muy bien desenvolverse en una cámara. Siempre he tenido mucho miedo sobre qué tan bueno es involucrar a mi hermana menor de edad en las redes sociales, pero a veces es algo que no es porque yo elija, sino porque ella lo pide, me pide que grabemos, pero trato de no mostrarla en situaciones que no sumen, porque uno aprende mucho con el tiempo”.

¿Qué cree que sería de Camilo si no fuera creador de contenido?

“Si mis planes hubiesen seguido, quizás estaría en Estados Unidos. Yo he tenido dos novios y con el primero saqué la visa, porque el plan era irnos del país. Entonces estaría por allá”.

¿Y cuándo fue la última vez que habló con el segundo, con Juanda?

“Con Juan David hablé por ahí en julio del año pasado, esa fue la última vez que conversamos en persona”.

¿Cómo recibió la reaparición de Juanda el año pasado cuando contó sobre la situación de su salud mental?

“Siempre supe todo y yo lo acompañé, nos acompañamos los primeros meses del año pasado, que para mí o hasta donde yo vi, fueron como los seis meses más fuertes emocionalmente para Juan David. Cuando él volvió a redes, yo sabía que volvía ese día. No hablábamos, pero teníamos una comunicación indirecta por Cate, la perra que tenemos. Para mí no fue una sorpresa, siempre estuve enterado, solamente que cuando él, porque él fue el que tomó la decisión de que no siguiéramos ni como amigos ni como nada, fue como ok, si vamos a hacer eso, tenemos que cortar de raíz absolutamente todo. Desde ahí no volvimos a hablar”.

¿Y ese gusto por los animales?

“Desde siempre, en mi casa siempre hubo animales, perros, gatos, conejos, gallinas, un caballo. Me enseñaron a respetarlos y cuidarlos. A las gallinas sí les tuve miedo durante un tiempo porque me perseguían”. (Risas)

¿Qué tiene planeado para más adelante?

“Ojalá plata, ojalá, ¡y mucha! (Risas) Pero no sé, yo trato de ir un día a la vez, obviamente como que trabajo mucho en que los proyectos con las marcas sean largos. Me gustaría mucho que mi carrera se fuera hacia el maquillaje, estoy tomando cursos con maquilladores, me estoy preparando para octubre, quiero estar muy pulido porque tengo varias ideas que me emocionan mucho”.

¿Alguna vez ha hecho drag?

“Una vez para unas fotos, pero fue del cuello para arriba, nunca lo he hecho por completo. Esa vez no me maquillé yo, lo hizo alguien más. Algún día sí quisiera, quiero hacerlo. El arte drag me parece admirable por la cantidad de tiempo que te toma, el maquillaje, el caminar en tacones; yo puedo caminar en tacones un ratico, pero después tengo los pies que no me dan. El día que lo haga, lo quiero hacer bien. Es un arte que respeto mucho”.

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