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Energía: a unos pasos de salir de la penumbra

En las áreas rurales más alejadas aún hay cerca de 16.000 familias sin conexión.

  • En condiciones muy adversas se trabaja para llevar la energía a Vigía y Murindó. FOTO Cortesía Gobernación de antioquia
    En condiciones muy adversas se trabaja para llevar la energía a Vigía y Murindó. FOTO Cortesía Gobernación de antioquia
<p>Energía: a unos pasos </p><p>de salir de la penumbra</p>
13 de julio de 2020
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Vivir en la oscuridad es tan difícil, que la gente corre hasta peligro de ser mordida por serpientes. Dice Silvio Romaña Hurtado, habitante de Vigía del Fuerte, que cuando el río Atrato se crece, las culebras huyen para no ser arrastradas por la corriente, pero como las personas no las ven, muchas veces las pisan.

Este simple hecho ha ocasionado que muchos habitantes de esta localidad, situada en Urabá, en los límites con la selva chocoana, hayan sufrido este tipo de accidentes.

Su exalcalde, Manuel Enrique Cuesta, lo expresó de manera elocuente hace un año, cuando se anunció la instalación de redes que llevarían luz a su localidad: “Vigía tiene 200 años de fundado y aún se alumbra con velas”.

Esta realidad, digámoslo sin eufemismos, tan cruel, cambiará en unos meses cuando se termine de ejecutar el proyecto de extensión de redes entre esta localidad y Murindó, el cual inició ejecución a finales del año anterior, con una inversión de $25.000 millones.

Así, Vigía dejará de ser el único de los 125 municipios antioqueños que aún no está inserto en el Sistema Interconectado Nacional de energía; y Murindó, que aunque tiene el servicio solo está cubierto en 60 %, llegará al 100 por ciento de conexión (ver recuadro).

Según Empresas Públicas de Medellín, EPM, el índice de cobertura total de energía eléctrica en Antioquia es del 99,41 %: 100 % en el área urbana y 97,6 % en el área rural, lo que evidencia, de entrada, un asunto de inequidad cargada a favor de quienes habitan las zonas urbanas y en contra de los que residen en las zonas rurales, sobre todo las más distantes.

Aunque no todas las áreas rurales están afectadas por esta exclusión, pues tanto la Gobernación como EPM han penetrado muy adentro de la geografía para extender redes y levantar torres que arrastren la energía.

“Son comunidades tan alejadas, que se hace prácticamente imposible llevarles el servicio convencional y hay que pensar en llegar con energías alternativas, que sean sostenibles en el tiempo”, expresa Inés Helena Vélez, vicepresidenta de Transmisión y Distribución de Energía Eléctrica en la entidad.

Subir dos puntos

En el cuatrienio que se inició este año, la intención de la Gobernación de Antioquia es llevar la conexión a 10.000 viviendas de un total de 16.000 que en el área rural del departamento siguen sin disfrutar el servicio.

Julio Castro, director de Energías de la Gobernación, advierte que el tema es complejo. Sería pasar de un 94,4 % de cubrimiento en la conexión rural actual (cifras de la Gobernación), al 96,4 % al finalizar el cuatrienio.

“Subir dos puntos parece muy poco, pero implica un esfuerzo muy grande, porque son zonas muy alejadas de los cascos urbanos, donde resulta imposible llegar con la extensión de redes en el sistema tradicional”, afirma.

Opciones como la energía fotovoltaica o solar figuran entre las más estudiadas para sacar de la penumbra a esa franja de la población antioqueña que todavía no se da el lujo de prender una bombilla o conectar un suiche y que se encienda un televisor o se active una licuadora o una lavadora.

Castro no olvida que la perspectiva del Estado debe ser llegar al cubrimiento del 100 por ciento, por asuntos de equidad y de justicia.

Es consciente de que con la cuarentena por la enfermedad covid-19 se han desnudado en el país muchas inequidades, especialmente en el tema de la conexión a internet de los hogares.

El sistema educativo se ha visto impactado, porque, sin servicio de energía, menos se logrará acceder a internet para asistir a las clases virtuales. Por esto, las escuelas rurales también están en la mira del Plan de Desarrollo de la Gobernación.

“El plan es llevarles el servicio de energía fotovoltaica a 60 escuelas rurales, las cuales ya están visualizadas y ubicadas en 18 municipios”, detalló. Dichas escuelas deben pertenecer a los municipios, estar legalizadas y no en zonas de alto riesgo, entre otras condiciones para poder llegar allí con la inversión.

En este plan, la Gobernación buscará aliados entre el Ministerio de Minas y Energía y programas como los Ocad Paz, el Sistema General de Regalías y EPM.

Antioquia iluminada

La otra esperanza que tienen los hogares y territorios que aún no ven la luz en el departamento, está en el programa Antioquia Iluminada que ejecuta EPM desde 2009 y que ya ha logrado llevar energía a 121.088 viviendas rurales, con una inversión de $487.964 millones.

La meta al año 2025 es interconectar a 6.184 hogares, en alianza con la Gobernación y a través de mecanismos como la inclusión de las ejecuciones dentro de sus activos, que permitan que dicho servicio llegue subsidiado para estas familias, cuya mayoría vive en la pobreza extrema. Los 2’536.566 clientes subsidiarían estos nuevos hogares.

“Conectar cada vivienda de estas con energía convencional cuesta $12 millones. Ellas no tendrían ni cómo pagar las facturas”, expone Inés Helena Vélez.

Se trata de romper ese círculo de la pobreza llegando a una cobertura del 100 por ciento. Un primer paso está en marcha: el proyecto que llevará la luz a Vigía del Fuerte y sacará a este pueblo de su condena de 200 años de oscuridad, lo que no alcanzó a imaginar ni Gabriel García Márquez en su novela más elogiada por el mundo: “Cien años de soledad”.

Infográfico

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