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Adiós a uno de los padres de la Medicina Legal en el país

César Augusto Giraldo, nacido en 1941, murió el jueves. Con su trabajo estructuró el Instituto de Medicina Legal. Perfil.

  • César Augusto Giraldo (derecha) fue uno de los maestros más importantes de la medicina legal en Antioquia y el país. FOTO CORTESÍA ARCHIVO PERSONAL TIBERIO ÁLVAREZ ECHEVERRY
    César Augusto Giraldo (derecha) fue uno de los maestros más importantes de la medicina legal en Antioquia y el país. FOTO CORTESÍA ARCHIVO PERSONAL TIBERIO ÁLVAREZ ECHEVERRY
02 de julio de 2022
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La medicina antioqueña está de luto desde la noche del pasado jueves 30 de junio luego de que César Augusto Giraldo, uno de los más importantes impulsores de las ciencias forenses en Medellín y Colombia, falleciera a sus 81 años.

Como un docente apasionado y un líder que logró que la práctica de esta disciplina tomara vuelo propio es recordado este médico antioqueño, cuyo legado es calculado como “invaluable” en voz de decenas de colegas, amigos y líderes del sector de la salud.

Desde un amplio y fundamental acervo de libros y artículos académicos convertidos en referente obligado de consulta para generaciones enteras de estudiantes de Medicina, hasta las luchas por reivindicar la función social de esa disciplina a través del Instituto de Medicina Legal hacen parte de la herencia que deja a su paso.

Carlos Eduardo Valdés, quien lideró ese último instituto entre 2011 y 2018, expresa que la repercusión del trabajo de Giraldo no solo se siente en Medellín, sino que se ha convertido en una guía para la práctica de la Medicina forense en todo el país e incluso de Latinoamérica.

Empezando desde su libro más famoso, titulado Medicina forense y publicado en 1982 en Bogotá, sus aportes también quedaron plasmados en los primeros estudios científicos que se propusieron abordar desde la óptica de esta disciplina temas como la violencia sexual, el maltrato infantil o eventos de salud pública.

Un hombre de letras

Tiberio Álvarez Echeverri, quien durante las últimas décadas se ha dedicado a la investigación de la historia de la Medicina en el departamento, explica que la importancia del legado de Giraldo abarca varios campos.

Tras compartir aulas con él en la década de 1960, Álvarez lo recuerda como un gran lector y un académico con un don innato para transmitir el conocimiento.

“Él era hijo de un médico y estudió con los jesuitas el bachillerato. Después pasó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, donde fue buen estudiante, y buen compañero. Siempre llamó la atención por su alta cultura, ya que era un lector empedernido”, recuerda el médico e investigador.

De su vena de lector, retoma Valdés, Giraldo adquirió una capacidad especial para explicar conceptos complejos haciendo uso de un lenguaje sencillo y accesible, lo que lo convirtió en un faro para los estudiantes de Medicina de todo el país.

“Escribía de una forma tan sencilla, que uno, neófito en esos temas, lo entendía de pe a pa. Abandonaba ese lenguaje rimbombante y técnico del médico, para llevarlo a un lenguaje coloquial, de ejemplos, de situaciones”, explica el exdirector.

Según ilustra Valdés, para muchos de los jóvenes estudiantes que vieron en las ciencias forenses un camino apasionante para consagrar su vida profesional, los textos de Giraldo fueron el combustible para impulsar su llegada a ese campo del conocimiento.

A lo largo de toda su vida, esa vocación por enseñar convirtieron al médico en uno de los profesores más respetados y queridos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia y más recientemente de la Universidad CES, en donde se desempeñó como asesor científico del Centro de Estudios de Derecho y Salud.

El investigador pionero

Junto a su vocación de maestro, Carlos Alberto Palacio Acosta, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, explica que la impronta de Giraldo quedó grabada en el diseño que hoy preserva el Instituto de Medicina Legal .

“Él construye toda la estructura del Instituto de Medicina Legal, lo logra independizar, junto con otros prohombres de las ciencias forenses en Bogotá, de lo que era el sistema judicial. Eso para lo que es el área forense fue un paso fundamental”, dice.

Para comprender dicho viraje, el exdirector Valdés señala que desde su aparición en el país, hace más de un siglo, la Medicina forense se había consolidado como una disciplina con la misión de dar luces a los casos judiciales.

Esto significa que, tal como ocurre en la actualidad, cuando era necesario tener claridad sobre las circunstancias que rodeaban algún crimen, los médicos legistas entraban en acción para poner al servicio del caso su método científico. Sin embargo, su papel solo se reducía a esa labor.

A partir de la década de 1970, agrega Valdés, fue gracias a la labor iniciada por Giraldo que las ciencias forenses empezaron a dejar de ser vistas como un mero apoyo a la justicia y se volvieron una herramienta clave para tomar todo tipo de decisiones de interés público.

“El logro más importante es el enfoque de una medicina legal más social, como un elemento fundamental para una salud social”, dice Valdés, señalando el papel que hoy tiene el instituto para afrontar problemáticas como la violencia de género, el maltrato infantil, entre muchas otras.

Durante la jornada de ayer, varias instituciones como Medicina Legal, la Universidad CES, la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia, entre otras, lamentaron el deceso del médico antioqueño y resaltaron sus aportes al país.

“No debemos dejar perder su legado, para volver a la medicina forense más social, con más compromiso y sin abandonar su compromiso judicial”, concluye Valdés.

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