Tierra de zombis, de Ruben Fleischer

Reglas para matar zombis

Por: Íñigo Montoya

Las películas de zombis, desde que George A. Romero filmó su partida de nacimiento en 1968, han dado para todo, desde historias de horror, pasando pos chapucerías de la Serie B, hasta hilarantes comedias negras. Este último es el caso de Tierra de zombis, una comedia desenfadada a la que le interesa más crear situaciones y personajes divertidos que construir una sólida historia sobre la mitología zombi.

Por eso el planteamiento es tan simple como efectivo: una película de carretera en la que los personajes van de un lugar a otro matando zombis y creando lazos afectivos entre ellos. Porque en el fondo también habla de las personas y de las actitudes que asumen en esas circunstancias extremas, que si bien por el tono de la película no son dramáticas, aún así afloran aspectos esenciales de la naturaleza humana.

La película cuenta, además, con un guiño cinéfilo que, al mismo tiempo, es un homenaje a un actor muy querido por la cinefilia, Bill Murray, quien aparece interpretándose a sí mismo demostrando el particular sentido del humor con el que ha construido su carrera.

En definitiva, estamos ante una cinta de vacaciones, entretenida y divertida, llena de gags (chistes visuales) y diálogos ingeniosos. Una película especialmente para los fanáticos de este tipo de cine, para los que aprecian el cine de zombis, un poco el mal gusto, el humor entre tonto e inteligente y, por supuesto, a Bill Murray.

Sherlock Holmes, de Guy Ritchie

Una película nada elemental

Por: Oswaldo Osorio

El cine de Guy Ritchie siempre ha sido chicle mental y narrativo. Sólo se disfruta mientras se saborea, mientras está en la pantalla. Pero su falta de profundidad y seriedad la compensa con un gran talento narrativo, una ingeniosa concepción visual y una cínica y divertida manera de crear personajes e historias. En otras palabras, se trata de un cine que ofrece entretenimiento de calidad, con un refinado manejo del lenguaje del cine –muy efectista, eso sí- y con un estilo propio e inconfundible.

Del personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle se han realizado un centenar de versiones, entre seriales y películas, tanto para cine como para televisión. Pero ciertamente Sherlock Holmes es un personaje sólo para fanáticos fieles, porque ya él por sí solo es una fórmula repetida hasta el cansancio y gastada desde hace décadas. Por eso una nueva versión necesitaba ser una puesta al día y con un enfoque diferente. Y efectivamente, Guy Ritchie hizo lo necesario para conseguirlo.

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Kinetoscopio 88

La revista de cine invicta

Ya está en circulación la última edición de la única revista especializada en cine que ha resistido todos los embates desde hace dos décadas. Esta publicación es el solitario bastión de la crítica especializada en el país y una de las pocas de Latinoamérica.

Sus 140 páginas traen una treintena de textos, entre críticas, ensayos, artículos y entrevistas, los cuales están distribuidos en diferentes secciones: cine colombiano, cine latinoamericano, festivales, críticas, etc.

Vale destacar la película colombiano La pasión de Gabriel y una entrevista a su director; el recuento de lo ocurrido en los festivales de Toronto, Venecia y San Sebastián;  y artículos sobre tres importantes directores: Michael Haneke, Joseph Losey y Sergei Einsenstein.

Es una revista para iniciados en el cine, antifarándula y, junto con la cinefilia, el mejor vehículo para saber de cine en este país.

Infraganti, de Juan Camilo Pinzón

La risa agazapada y clandestina

Por: Íñigo Montoya

Como los buñuelos y la natilla, como el traído del niño, llega puntual la película decembrina de Dago García, ese productor que es el más nítido ejemplo del cine industrial y de consumo en el país. Muchos reniegan de su cine (incluyendo este artículo, por supuesto), pero en su defensa hay que decir que estas empresas son necesarias para el cine nacional, como industria al menos.

Como todas sus películas, ésta se asegura de tener un gancho fuerte para hilar su argumento y, sobre todo, atraer al público. Ya lo ha hecho con el fútbol, la música popular, el matrimonio, etc. Ahora lo hace con un espacio y lo que él significa: un motel y sus solapados visitantes. A este gancho le engarza otros, la comedia como siempre, los personajes estereotipados, la cultura popular y hasta a Natalia París, quien sin duda será la razón para muchos ir a ver esta cinta.

Para ser una comedia tonta está en general bien armada su historia, esto no parece decir mucho, pero si se le compara con las incoherencias argumentales de películas como La esquina, Las cartas del gordo, Ni tecases ni te embarques o Mi abuelo, mi papá y yo, pues estamos antes un relato decoroso y consecuente.

Que la risa que producen sus situaciones esté siempre agazapada y clandestina, sin dejarse ver casi nunca, así como los clientes de un motel, no es algo de extrañar, porque así han sido las últimas películas de este productor. El sentido del humor de estos filmes casi siempre es demasiado simple y burdo, cuando no populista y de mal gusto. Podría decirse que para un fanático del humor fino e intelectual de los Monty Phyton no podría ser de otra forma, pero la cuestión es que la vi en un teatro lleno y con las mismas escasas risas.

A estas películas decembrinas, diseñadas para el consumo rápido y la taquilla fácil no se le puede exigir que sean obras maestras, pero tampoco es mucho pedir que tengan algo de seso e ingenio, que si toman el camino fácil de los clichés y las fórmulas, pues que no lo hagan tan evidente. Esperemos que así sea en el próximo tutaina.

Las mejores películas del 2009

Por: Oswaldo Osorio

Las listas casi siempre son necias y sólo son válidas si se toman como un ejercicio personal. Si acaso sirven de guía, pero únicamente para aquellos que confían en el criterio de quien la hace. Además, esta lista tiene el gran problema de estar limitada por el ínfimo número de estrenos que se hacen en el país (cifra aún más crítica fuera de Bogotá) y su pobreza en relación con todo el buen cine que se hace en el mundo.

Así por ejemplo, en el país no se estrenaron aún –y tal vez nunca se estrenarán- películas como El anticristo (Lars Von Trier), The Lovely Bones (Peter Jackson) Thirst (Park Chan-wook) o las últimas películas de Woody Allen, Martin Scorsese o Pedro Almodóvar. Sin contar el largísimo etcétera de cine independiente y “películas invisibles” que, si acaso, se conocerá gota a gota en los próximos años, gracias al laberíntico y azaroso mercado del DVD pirata, pero que se irá acumulando hasta hacerse inabarcable, mientras la cartelera nacional nos obliga a consumir cine casi siempre olvidable. Aún así, las siguientes fueron diez buenas recompensas por comprar una boleta de cine.

1. El Gran Torino (Clint Eastwood) La constatación de que este director con su cine clásico mantiene la elocuencia y contundencia para hablar de sus temas preferidos: la violencia, la muerte y su país.

2. El luchador (Darren Aronofsky) La visceral historia de un perdedor en decadencia, contada con la fuerza del realismo y apoyada en la sólida interpretación de un actor.

3. Vicky Cristina Barcelona (Woody Allen) Un director que no se cansa de hablarnos con lucidez de los matices del amor y las relaciones de pareja.

4. ¿Quién quiere ser millonario? (Danny Boyle) Una cinta “todo terreno” que, sin hacer grandes concesiones, resulta encantadora e ingeniosa para todo tipo de público.

5. Sector 9 (Neill Blom Kamps) Cine de ciencia ficción con la novedad de no parecerse a las fórmulas y clichés del cine de Hollywood, tanto en lo argumental como en lo visual.

6. Up (Pete Docter y Bob Peterson) Cine infantil inteligente e ingenioso que supo aprovechar las nuevas tecnologías de la animación y del sistema 3D digital.

7. Lake Tahoe (Fernando Eimbcke) Un austero y poético fresco sobre una población mejicana y el mudo duelo experimentado por sus protagonistas.

8. La zona (Rodrigo Plá) Un turbador relato que pone a andar con precisión la mecánica de violencia, prejuicios, corrupción y diferencias sociales que mueve el mundo actual.

9. Los viajes del viento (Ciro Guerra) Una de las producciones más profesionales y maduras de la historia del cine colombiano, que es capaz de plantear una odisea visual y emocional de gran fuerza y belleza.

10. Enemigos públicos (Michael Mann) El clasicismo del cine y la espontaneidad del realismo se mezclan insólitamente en esta cinta para hablar de un antihéroe y, a partir de él, comentar la historia y la mentalidad de los Estados Unidos.

LOS FOTOGRAMAS HABLAN

Donnie Darko (Rchard Kelly, 2001), es el título de una sugestiva película y también el nombre de su protagonista, interpretado por Jake   Gyllenhaal. Aquí lo vemos en el cine, con su novia y su gigante conejo imaginario. Están concentrados mirando la pantalla, pero pronto ella se dormirá, el conejo le dará una orden a Donnie, y éste saldrá a incendiar una mansión, pero volverá antes de que se termine la película…

Avatar, de James Cameron

Una aventura corriente en un ambiente poco corriente

Por: Oswaldo Osorio

No ha pasado un mes desde que escribí sobre la relación cine-tecnología a propósito de Los fantasmas de Scrooge (Zemeckis). Con esta nueva película de James Cameron, igualmente, es imposible no anteponer el aspecto tecnológico al momento de referirse a ella. Y no es un buen augurio cuando se tiene que hablar primero de “aparatos” antes que de cualquier otra consideración cinematográfica. Y por lo visto, eso está sucediendo con mucha frecuencia en estos tiempos. Si bien el cine, por ser un arte nacido de una invención técnica, tiene como parte de su esencia el componente tecnológico, éste ha sido siempre un medio y no un fin en sí mismo. El fin debe ser el lenguaje cinematográfico y lo que con él se pueda decir.

Es cierto que las innovaciones tecnológicas pueden hacer avanzar al cine como lenguaje y también es cierto que el entretenimiento hace parte de la industria del cine, pero tampoco son aspectos suficientes, por sí solos, para hacer una definición completa del séptimo arte. El hecho de haber esperado más de una década para hacer esta película -porque, según Cameron, antes no existía la tecnología adecuada- evidencia la forma en que este director privilegió el aspecto formal y de efectos especiales a la hora de concebir el proyecto. Esto salta a la vista (literalmente, pero siempre y cuando se vea en el sistema de tercera dimensión) y realmente resulta una exuberante experiencia para los sentidos.

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Reglas de oro para una comedia de éxito

(Some like it hot / Una Eva y dos adanes, de Billy Wilder)

Por: Preston Sturges

Una chica bonita es mejor que una fea.

Una pierna, mejor que un brazo.

Un dormitorio, mejor que una sala de estar.

Una llegada, mejor que una partida.

Un nacimiento, mejor que una muerte.

Una persecución, mejor que una charla.

Un perro, mejor que un paisaje.

Un gatito, mejor que un perro.

Un bebé, mejor que un gatito.

Un beso, mejor que un bebé.

Y una buena caída, mejor que ninguna otra cosa.

La teta asustada, de Claudia Llosa

El miedo heredado

Por: Iñigo Montoya

Una de las más sólidas y reveladoras películas latinoamericanas de los últimos años se llama Madeinusa (2007), una cinta que comparte con La teta asustada muchos elementos: su directora, su protagonista (Magali Solier), una mirada sin prejuicios a la cultura popular peruana, un gran sentido estético para crear imágenes y una economía de recursos narrativos para mirar esa realidad.

Se diría entonces que la segunda película de Claudia Llosa es tan buena como su ópera prima, y si le creemos al oso de oro que ganó en el Festival de Cine de Berlín hasta se podría decir que lo es más, pero hay en esta nueva cinta algo que no funciona del todo bien, a pesar de estar hecha con el mismo material que la primera.

La película cuanta la historia (igual que la anterior) de una joven que vive reprimida por una serie de miedos y costumbres de un entorno empobrecido y lleno de ignorancia. Lo que en la primera cinta parte de las creencias religiosas y la superchería, en la segunda es consecuencia de la violencia que aquejó al Perú y que se ensañó con sus mujeres en la época de las confrontaciones internas.

Sin embargo, en La teta asustada la forma como se nos muestra a este personaje, su historia y el mundo marginal en que vive es ya demasiado planificada para causar el mismo efecto de comprensión y sorpresa que causó con Madeinusa pero de forma más honesta y espontánea. El regodeo con lo de la papa en la vagina, el deambular con la madre muerta y el maniqueísmo con que se dibuja a la mujer burguesa a la que sirve, hace denotar el esfuerzo que la directora hizo para crear una historia que conmoviera e impactara. Y claro, funcionó con los europeos.

DIARIO DE ÍÑIGO

Diciembre 14 de 2009. La ciudad del calor y el cine. Exterior. Noche.

Estuve en el Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia viendo cine. Parece una afirmación obvia, pues, qué otra cosa se podría hacer en un festival de cine. Pero nuevamente constaté que mucha gente, sobre todo demasiados amigos cercanos y amantes del cine, en realidad no van a un festival a ver películas. Asisten por múltiples razones, pero la de ver cine -que de otra manera no podrán ver- de forma juiciosa y sistemática no es una de ellas. Principalmente van a hacer vida social y cultivar la vida bohemia. Es cierto que ese pueblo se presta para hacerlo, que en ninguna otra ocasión ni lugar es posible esa conjunción de gente del cine y el audiovisual, que muchos de ellos son realizadores pero no cinéfilos, y que el cine español de hace treinta o cuarenta años –que era el tema del festival- le puede parecer tedioso a muchos, pero lo cierto es que no deja de ser decepcionante. Para mí un festival de cine es el acontecimiento supremo del séptimo arte y me entrego a él con rigor y pasión. He llegado a ver hasta siete películas seguidas en un festival de cine. Pero supongo que yo soy el raro, el cinesifilítico perverso, que lo normal es ir y pasarla bien y no superar la proporción de tanta cantidad de cine por el doble de cervezas y el triple de charla en su mayoría prescindible.