La guerra termina por diezmar el ánimo de cualquiera, hasta de los hombres más terribles. Eso quedó claro para tres presuntos cabecillas de la organización criminal “Pachelly” que, por azares del sistema judicial, terminaron juntos en el calabozo de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín), en el barrio Caribe de Medellín.
De acuerdo con testigos, su reunión se dio el pasado 30 de septiembre, cuando al recinto llegó Francisco Mazo Pulgarín (“Pocho”), señalado por las autoridades de ser uno de los dos máximos jefes de la banda. Allí se encontró con su homólogo delincuencial, Albert Henao Acevedo (“Alber”), y el lugarteniente César Martínez Rondón (“Care Palo”).
Esta es la historia detrás del pacto de no agresión entre las bandas de Bello, realizada por EL COLOMBIANO con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.