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Si algo hermana a las aficiones de Nacional y Medellín en vísperas del clásico 301 que se disputará mañana es el escepticismo que expresan acerca del desempeño de ambos elencos.
En las toldas verdes, por la difícil asimilación del método de trabajo de Juan Carlos Osorio, que ha llevado a la hinchada verdolaga a manifestar reticencias respecto a módulos, estrategias y roles de jugadores en el campo de juego.
Y en la orilla roja por las dos derrotas consecutivas, un panorama difícil que el DIM no experimentaba previo a un duelo con Nacional desde el Finalización 2016, cuando llegó al derbi paisa en la fecha 17 precedido por dos caídas y tres empates.
El técnico rojo, Alexis Mendoza, no oculta que llegar al choque contra los verdolagas con dos reveses consecutivos, y, sobre todo, con la inesperada caída frente a Águilas (1-2), les causa un desbalance que no estaba en los planes, pero que intentarán superarlo con carácter grupal.
“Aunque la confianza se mantiene lo cierto es que esperábamos llegar al clásico mejor acomodados en la tabla y no se pudo. Hay un déficit y debemos recuperar lo perdido pronto”, expresó al estratega.
En Nacional se mantienen inalterables, y aunque el estilo de trabajo despierta inquietudes en la hinchada se muestran seguros de su capacidad para enfrentar al cuadro rojo, con la presión de convencer a su público en la tribuna.
“Nacional juega a proponer y a construir el juego. En el fútbol una de las cosas más difíciles que hay es jugar a atacar y este equipo lo hace”, expresó el asistente técnico Pompilio Páez, quien se mostró confiado con la labor que pueden hacer sus dirigidos ante lo que proponga el conjunto escarlata.
“Si quieren pelear por la posesión de la pelota en zona alta, tienen todo el derecho de hacerlo. Vamos a ver cómo lo hacen. Vamos a estar preparados para cualquier escenario”, certificó el hombre que estará al frente de la raya técnica mañana mientras Osorio observa desde una de las cabinas.
Cuatro meses y un día después del último enfrentamiento, Nacional y Medellín reeditan una rivalidad que solo ha tenido tres empates sin goles en sus últimos 30 encuentros y cuyo marco, con ambas hinchadas, retomó en el país desde hace varios años el sentido y la esencia de un clásico regional.