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¿Quién responde por el infierno que vivió Nacional en Cúcuta? Esto dijo el presidente de la Dimayor

El caótico partido reabre el debate sobre la falta de garantías en el fútbol colombiano y la necesidad de sanciones ejemplares de la Dimayor.

  • Esta imagen fue recurrente durante todo el partido: la lluvia de botellas y bengalas, además de los vidrios rotos del bus, también se viralizaron. FOTOS TOMADAS DE X Y NACIONAL
    Esta imagen fue recurrente durante todo el partido: la lluvia de botellas y bengalas, además de los vidrios rotos del bus, también se viralizaron. FOTOS TOMADAS DE X Y NACIONAL
  • ¿Quién responde por el infierno que vivió Nacional en Cúcuta? Esto dijo el presidente de la Dimayor
  • ¿Quién responde por el infierno que vivió Nacional en Cúcuta? Esto dijo el presidente de la Dimayor
06 de agosto de 2025
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Una vez más, la intolerancia manchó la fiesta del fútbol en Colombia. Esta vez, el escenario fue el estadio General Santander, donde Atlético Nacional se enfrentó al Cúcuta por la Copa Betplay. Pese al robusto esquema de seguridad que incluyó la presencia de 650 uniformados de la Policía Nacional, el encuentro se vio empañado por violentos episodios que vuelven a poner en tela de juicio la seguridad en los estadios del país.

Antes de llegar al escenario deportivo, el bus que transportaba a la delegación del club verdolaga fue atacado con piedras por presuntos hinchas del equipo local. El ataque causó la rotura de varios vidrios del vehículo y dejó al delantero Alfredo Morelos afectado. Aunque el impacto no causó lesiones de gravedad, el susto y la indignación no tardaron en llegar. Las imágenes del carro con los vidrios astillados se viralizaron rápidamente en redes sociales, generando una ola de rechazo y preocupación.

A pesar del tenso ambiente y la agresión sufrida, el compromiso se llevó a cabo y terminó con una contundente victoria 3-0 para Atlético Nacional. No obstante durante el partido, cada que Nacional cobraba un tiro de esquina, llegaba una lluvia de botellas y bengalas que intentaban agredir al futbolista que cobraba y a la policía le tocaba cubrirlo con los escudos. Al final, el club verde decidió no asistir a la rueda de prensa pospartido, argumentando falta de garantías de seguridad “antes, durante y después del juego”. La decisión fue respaldada por un comunicado en el que se exigieron medidas inmediatas a las autoridades competentes.

El cuerpo directivo del equipo paisa también elevó una solicitud formal al delegado de la Dimayor, a la Policía Nacional y al Cúcuta Deportivo, exigiendo garantías para abandonar el estadio de forma segura.

Un mal que hay que frenar

La violencia en el fútbol colombiano ha tenido múltiples capítulos recientes, siendo uno de los más recordados la pelea campal entre barras de Santa Fe y Medellín durante la final de la Liga Betplay-1. Casos como este, sumados a una larga lista de antecedentes, reflejan una preocupante tendencia que las autoridades y los entes deportivos no han logrado frenar del todo.

El Código Disciplinario Único de la Federación Colombiana de Fútbol, en su artículo 84, es explícito: se consideran conductas impropias los actos de violencia contra personas o cosas, el uso de objetos inflamables, el lanzamiento de objetos, insultos, pancartas ofensivas e invasión al terreno de juego. Estas faltas son castigadas con la suspensión de la plaza entre una y tres fechas, y con multas que pueden oscilar entre ocho y doce salarios mínimos legales mensuales vigentes, dependiendo de la gravedad del hecho.

Cuando estas acciones generan daños a personas o instalaciones, las sanciones se endurecen, pudiendo llegar hasta cuatro fechas de suspensión, además del deber de indemnizar los perjuicios causados. En este contexto, el presidente de la Dimayor, Carlos Mario Zuluaga, aseguró que el caso ya fue trasladado a las comisiones disciplinarias correspondientes.

“Es un procedimiento interno que pasa primero por el informe del árbitro y comisarios de campo. Luego, la Comisión Disciplinaria evaluará y tomará todas las decisiones respectivas. Ya tenemos toda la información. El resto no depende de la parte administrativa de la Dimayor. Lo manejan las comisiones disciplinarias, y ellos tomarán las determinaciones. Pero pueden estar seguros de que sí se van a tomar medidas”, afirmó Zuluaga.

El fútbol colombiano vive momentos difíciles, donde la pasión muchas veces se transforma en violencia y deja de lado el verdadero espíritu del deporte. Mientras los equipos siguen compitiendo dentro del campo, fuera de él persiste un enemigo silencioso pero letal: la intolerancia. Es hora de que las sanciones no sean solo ejemplares, sino verdaderamente transformadoras. El fútbol merece respeto, y quienes lo practican y lo siguen, también.

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