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¿Cómo llegan las ideas?
“La moda está en el aire, las ideas van y vienen, hay algo que te impacta y no se ve reflejado en tu colección pero, de pronto, sale a los cinco o siete años. Soy una persona visual, las cosas se me quedan, las miro, las observo. Tal vez veo lo que otra gente no ve. Todo lo fotografío, incluso las letras”.
¿Qué hace a Silvia diferente, en un mundo tan competido como el de la moda?
“Tengo una visión original, mis diseños se conocen a simple vista. Además son elaborados en materiales de primera calidad y la confección es impecable. Las personas están buscando algo diferente. Estas condiciones son perfectas para que una marca de lujo y de nicho como la mía sea competitiva y se haya abierto su espacio. Otro punto es que nunca he perdido la capacidad de sorprender y eso garantiza mi vigencia y relevancia por más de dos décadas, casi tres para ser más exactos. La mía es una marca donde se mezcla la innovación con una historia”.
¿Qué decisiones cambiaría?
“No me gusta pensar en esos términos. Soy una optimista por naturaleza. Las cosas pasan por algo y hay lecciones que aprender. Decisiones que en su momento fueron difíciles como no aceptar la dirección creativa de Balmain en París fueron las mejores porque me permitieron enfocarme en mi marca y en crecer mi empresa, sin tener que padecer la incertidumbre que viven los directores creativos de las casas de modas europeas”.
un mensaje para las mujeres líderes
“Que busquen un balance. Yo soy arriesgada en términos creativos y conservadora para los negocios. Soy una optimista con los pies bien puestos sobre la tierra. Una soñadora muy aterrizada”.
¿Cómo le gustaría que la vieran?
“Como persona, como una mujer creativa e innovadora; como colombiana, la embajadora del talento de un país, y como diseñadora, como me describió recientemente WWD, la Biblia de la moda, cuando hizo el review de mi colección Resort: la pionera del ‘Latin flair’, que está tan de moda”.
momentos claves y difíciles...
“Mi espíritu optimista ha sido determinante, me ha permitido ver oportunidades, tomar riesgos razonables, atreverme a soñar y abrir puertas donde otros no han llegado”.
¿Qué le diría a mujeres que quieran
seguir su camino?
“Lo más importante es que estén comprometidas con sus proyectos y que tengan la tenacidad y la fuerza para sacarlos adelante, que busquen el soporte familiar y profesional que necesiten y que construyan una estructura productiva que soporte su visión y sus sueños”.
¿Cómo es el proceso de trabajar
con mujeres?
“Mi equipo está en su mayoría conformado por ellas y encuentro un sentido de la sensibilidad, honestidad y respeto que marca la diferencia”.
¿Cómo era y cómo es la moda hoy?
“En el país y en el mundo ha cambiado mucho en los últimos años. Cuando empecé no existían ni el internet ni las redes sociales. En mi caso particular te podría decir que Colombia era reconocida por sus textiles y sus confecciones, no por su diseño. Me siento orgullosa cuando dicen que yo le aporté ese componente. Nuestra industria ha evolucionado mucho, pero le falta”.
SU MIRADA AGUDA
Esa imagen en el vestier de su mamá, Silvia la recuerda perfecta: abriendo una caja verde que era similar a un cofre y poniéndose anillos y collares. Mientras sus primas jugaban a las escondidas, ella estaba en ese lugar midiéndose chales y camisetas, poniéndose labial. Era su rincón. No vestía muñecas, lo suyo era medirse ropa, combinar colores, subirse a unos tacones. Muy visual desde niña, dice. Nació diseñadora, eso también lo sabe. Ama el espejo y la luz, aunque no cualquiera. Cuando se cambió de casa en Miami no se acomodaba a ese objeto. Tenía que volver a encontrar esa conexión. Cree mucho en mirarse.
ESA PRIMERA VEZ
El diseño con el que inició su carrera fue una camiseta estampada con bolas rojas, a la que le pegó unas lentejuelas mientras viajaba de Nueva York. Quedó tan bella, se acuerda, que la hizo otra vez con retal de cuero. Con las camisetas hay un amor natural. Siempre, en sus colecciones, ahí están. Hoy es considerada una de las mejores diseñadoras del país, ha mostrado sus colecciones en Milán y París, tiene tiendas en Colombia, Estados Unidos y España, y recibió la Orden de las Artes y las Letras, en Francia, en 2004. Cree en lo inesperado, en esa posibilidad de contar. De sorprender.