Durante la última semana, el dólar registró una caída acumulada de $80, impulsada, inicialmente, por la reciente colocación de deuda externa del Gobierno y una menor presión en la demanda de divisas dentro del mercado cambiario. En apenas cuatro días, la tasa de cambio descendió de $3.860,12 a un promedio de $3.779,20, marcando así una de las semanas más bajistas del último mes para la moneda estadounidense.
El movimiento más significativo se presentó el pasado viernes 7 de noviembre, cuando el dólar rompió el umbral de los $3.800 y alcanzó un mínimo de $3.766, cayendo cerca de $40 frente a la Tasa Representativa del Mercado (TRM), que se ubicó en $3.807,06.
Relacionado: Precio del dólar se desploma a $3.790 en Colombia, toca su nivel más bajo desde 2024
Estos recientes movimientos del dólar también establecieron un nuevo referente en lo que va del año, ya que durante las dos últimas jornadas de negociación la divisa alcanzó su valor más bajo desde abril de 2024, cuando se cotizó en $3.763,43.
Germán Cristancho, gerente de Investigaciones Económicas y Estrategia en Davivienda Corredores, explicó que el comportamiento del dólar en Colombia ha mostrado una aceleración en su caída, más o menos desde julio - agosto de este año.
Lo más llamativo, según el analista, es que esta caída se ha producido a pesar de factores que, en teoría, deberían presionar al alza la divisa: la suspensión de la regla fiscal, el aumento de las importaciones —que ha ampliado el déficit de la balanza comercial—, la venta de títulos colombianos por parte de inversionistas extranjeros y el fortalecimiento global del dólar frente a otras monedas.
Entérese: Incertidumbre golpea a más de 3.000 empresas colombianas por tensión comercial con EE. UU.
El peso colombiano se fortalece
La apreciación del peso colombiano en los últimos seis meses alcanzó 11,9%, casi el doble del avance registrado por monedas como el real brasileño o el peso mexicano, según Cristancho.
Según los analistas de Bancolombia, durante octubre el peso se fortaleció 1,7% mensual, impulsado por una menor aversión al riesgo en los mercados internacionales, en un contexto global más favorable tras la firma del acuerdo de paz en Gaza y el pacto comercial entre Estados Unidos y China.
Además, la postura prudente del Banco de la República favoreció las estrategias de carry trade, mientras que la mejora en el perfil de endeudamiento del país contribuyó a reducir la prima de riesgo.
“El Banrep decidió mantener la tasa de interés en 9,25%, mientras que la Reserva Federal (Fed) continuó con su proceso de reducción de tasas. No obstante, Mauricio Villamizar, codirector del Banrep, no descartó la posibilidad de incrementar nuevamente las tasas de interés en el corto plazo”, indicaron los analistas.
Vea también: Así cerrará el peso colombiano el 2025; estas son las proyecciones de los analistas
Agregaron que, durante el mes, el US$/COP osciló entre $3.765 y $3.949, cerrando en $3.852, es decir, $65 por debajo del cierre de septiembre. En cuanto a la monetización de divisas, el Ministerio de Hacienda redujo su nivel de ventas, con un estimado de US$700 millones en octubre, cifra inferior a los US$3.000 millones registrados en septiembre.
¿Qué se espera para el dólar en el cierre de año?
El equipo de Bancolombia prevén que el US$/COP se negociará entre $3.850 y $4.000 durante noviembre, influenciado por la postura restrictiva del Banrep y la corrección de flujos temporales derivada de las monetizaciones realizadas en septiembre y octubre.
No obstante, advirtieron riesgos al alza asociados al deterioro de las finanzas públicas y a un Presupuesto elevado para 2026, factores que podrían incrementar la volatilidad cambiaria. A esto se suma el proceso electoral, que podría generar incertidumbre en los activos locales durante los próximos meses.
Asimismo, los analistas señalaron que persisten riesgos a la baja, ante la expectativa de que el Banrep no reduzca su tasa de interés en 2025 ni en la primera mitad de 2026, lo que mantiene atractivo el carry trade.
“A ello se suma un nuevo elemento de incertidumbre: el reciente anuncio del codirector Villamizar, quien dejó abierta la posibilidad de incrementar la tasa de interés si las condiciones macroeconómicas lo requieren”, añadieron.
Le interesa: Así es la arriesgada jugada del MinHacienda para bajar la deuda de Colombia y darle más caja al Gobierno
Desde una óptica más amplia, Rodrigo Lama, Chief Business Officer de la fintech latinoamericana Global66, considera que el dólar tendería a estabilizarse o retroceder moderadamente en el corto plazo, consolidándose alrededor de $3.850 – $3.820, impulsado por flujos hacia activos de riesgo locales y un repunte en los precios de los commodities.
Lama explicó que, pese a las presiones alcistas recientes sobre el dólar tras el cambio de tono del presidente de la Fed, Jerome Powell, mantiene una visión bajista estructural para la divisa estadounidense hacia el cierre del año.
“Si bien la Fed sorprendió con un mensaje menos dovish (más prudente y menos inclinado a reducir las tasas de interés) y una pausa en la magnitud esperada de los recortes, pasó casi inadvertido un punto crucial: el fin del programa de ajuste cuantitativo (QT). Esta decisión implica que el banco central detendrá la reducción de su balance, lo que, junto con el inicio del ciclo de bajas de tasas, marca un giro hacia una política monetaria más expansiva”, dijo.
Y agregó que ese cambio ya se refleja en el repunte de la masa monetaria M2, indicador que mide la cantidad de dinero en circulación (efectivo, depósitos y ahorros) y que está estrechamente vinculado con la liquidez global y la disponibilidad de crédito. Un incremento sostenido en la M2 tiende a elevar la liquidez, impulsando los flujos hacia activos de riesgo y generando presión depreciativa sobre el dólar, especialmente cuando las tasas reales comienzan a descender.
Más noticias: De 422 productos de la canasta, 199 se verían beneficiados por la caída del dólar
Por su parte, para Cristancho, a pesar del buen desempeño reciente del peso colombiano, existen dudas sobre la sostenibilidad de esta tendencia. “Nos ayuda que el apetito por activos latinoamericanos se mantiene y mitiga el riesgo de devaluaciones fuertes, pero no conviene confiarse ante el riesgo cambiario”, concluyó.