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Reforma a la salud toma aire en el Congreso, pero partidos se oponen a que se estatice el sistema

Comisión Séptima de la Cámara rechazó su archivo. Primera Dama y cinco ministros empujan el proyecto.

  • Carolina Corcho ha estado acompañada de las ministras de Trabajo, Gloria Ramírez, y de Vivienda, Catalina Velasco, en el Congreso durante los debates de la reforma. FOTO Colprensa
    Carolina Corcho ha estado acompañada de las ministras de Trabajo, Gloria Ramírez, y de Vivienda, Catalina Velasco, en el Congreso durante los debates de la reforma. FOTO Colprensa
20 de abril de 2023
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Con la presión de un nuevo llamado del presidente Gustavo Petro para que la gente salga a las calles a empujar su polémica reforma a la salud, este miércoles el proyecto recibió un aire en la Comisión Séptima de la Cámara: la ponencia para hundirla fue rechazada con 17 votos en contra y cuatro a favor. Eso revivió la iniciativa.

“Agradezco profundamente a la Comisión Séptima que haya rechazado la ponencia de archivo de la reforma”, trinó Petro tras la votación.

Pero la sesión estuvo precedida por una accidentada jornada el martes, en el que no se avanzó por una recusación sacada del bolsillo trasero del pantalón del abogado Enrique Gómez, por la anormal presencia de la Primera Dama, Verónica Alcocer, y por frustrado un desayuno en la Casa de Nariño al que nadie le copió.

Sin embargo, a pesar de que se hundió la proposición para que el articulado fuera archivado, el camino aún es largo y cualquier cosa puede pasar. Incluso, al interior de esa corporación lo que prima es la incertidumbre. Ninguno de los representantes que la integran se atreve a dar un veredicto sobre si se será aprobada. El pronóstico es reservado.

Sobre todo luego de que los puntos inamovibles entre Gobierno y partidos de La U y Conservador dejaran el futuro del proyecto en ciernes.

Lo que los separa de la foto

La respuesta de Petro de que “no se pueden aceptar la totalidad de las propuestas porque nos devuelven a un mundo donde el dinero público es manejado por privados que hacen negocio con él y con la salud” refleja esas diferencias irreconciliables, que giran en torno a tres puntos principales: la atención primaria en salud, la transición de las entidades promotoras de salud (EPS) y el manejo de recursos.

De hecho, la estatización del sistema de salud es lo que ha impedido que los partidos y la ministra Carolina Corcho posen para la foto del acuerdo final sobre la reforma. El representante Juan Felipe Corzo (Centro Democrático) lo esbozó en el debate de este miércoles: “Podemos estar de acuerdo en el 99,99 % de los artículos, pero si en ese 0,1 % de esta reforma nos lleva a los que teníamos antes con la estatización, no estaremos en el mismo camino”.

Respecto al periodo de transición de las EPS y su transformación en Entidades Gestoras de Salud y Vida, la ponencia sigue poniéndoles la fecha de caducidad de dos años. Ante esto, la posición del Gobierno es que los recursos de la salud no los manejen las aseguradoras sino el Estado a través de la Administradora de Recursos de Salud (Adres). Este último se convirtió en la manzana de la discordia, pues técnicos de los partidos y externos han advertido que eso significaría delegarle una función que no estaría en capacidad de asumir a la Adres.

Siguen las preocupaciones

El profesor del área de salud de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Giovanni Jiménez, expresó que “se mantiene una fragmentación de la red porque plantea cuatro tipos de atención: la mediana, la de urgencia, la de apoyo y la de soporte. Eso genera ruido porque fisuraría la continuidad de la atención en salud”.

Por otro lado, en cuanto al manejo de recursos por parte del Estado, el vocero del movimiento Pacientes Colombia, Denis Silva, indicó que hacerlo “con la Adres es exageradamente concentrada, donde el Gobierno tiene el monopolio. Eso no es sano, a lo público nadie le duele ni lo vigila; además, pasaríamos a un modelo de pago por evento médico que sería muy costoso”.

En esa misma vía, la directora de Gestarsalud (gremio de las EPS subsidiadas), Carmen Dávila, añadió que “los ponentes no consideran que exista la Unidad de Pago por Capitación (plata que el Estado le entrega a las EPS para la atención de sus afiliados), que es algo que nosotros hemos defendido como herramienta esencial contra los riesgos financieros y para la contestión fiscal”.

El Gobierno, puesto a prueba

La reforma a la salud se convirtió en la punta de lanza del autoproclamado gobierno del cambio y se ha valido hasta de sacar del gabinete a una voz incómoda para esto –como la de Alejandro Gaviria–, así como de armar una ‘primera línea ministerial’ en defensa de la ministra Carolina Corcho en la cruzada legislativa.

Por eso, entre martes y miércoles, en el Congreso han estado presentes en los debates las ministras más cercanas a Petro: Gloria Ramírez, de Trabajo; Catalina Velasco, de Vivienda; e Irene Vélez, de Minas. Jefas de carteras con fines, al menos, lejanos al de salud.

Hasta la Primera Dama, Verónica Alcocer, estuvo en esa tarea. De hecho, no es la primera vez que va al recinto de la Comisión Séptima, como lo confirmó el coordinador ponente de la reforma, Alfredo Mondragón (Pacto Histórico). “Ella ha ido varias veces”, dijo.

Esto le mete candela a los señalamientos por presuntos ofrecimientos de burocracia a cambio de apoyo a esta reforma en el Congreso. Un escenario que revive viejos fantasmas de congresistas y ministros que fueron condenados por incurrir en estas prácticas.

Para el profesor del Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana, Iván Jiménez, esto representa un “mensaje de politización de la reforma que envía un mensaje claro de que la definición no estará encaminada por lo técnico”.

Para la directora de pregrados de ciencia política de la Javeriana, Patricia Muñoz, ese papel de la Primera Dama “tan cercano a los procesos políticos solo se lo hemos visto a Verónica Alcocer, pues ellas han asumido roles enfocados en temas de política social”, expresó.

Sin ir más lejos, la reforma pasó apenas el primer obstáculo de una carrera legislativa en la que aún faltan debatir dos ponencias y votar 139 artículos; luego el mismo trámite en Senado y en las plenarias de ambas cámaras. Como dijo el representante Mondragón, “será como los partidos de fútbol, que solo cuando se terminan se sabe cuál es el marcador”.

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