El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, admitió lo que muchos agricultores, empresarios y economistas venían advirtiendo hace tiempo: los trabajadores migrantes que están siendo expulsados bajo su política migratoria son, en realidad, esenciales para sectores como la agricultura, la hotelería y el ocio.
Tan difíciles de reemplazar, que el propio mandatario está considerando permitir su regreso, pero ahora de forma “legal”.
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En una entrevista con la cadena CNBC, Trump fue claro: “La gente que vive en las ciudades no hace ese trabajo. Lo hemos intentado. No lo hacen. Estas personas (los migrantes) lo hacen de forma natural”.
Así lo dijo al ser consultado sobre el impacto económico de las deportaciones masivas que adelanta su Administración, y que ya están dejando huella en el mercado laboral.
Agricultores preocupados por escasez de mano de obra
Trump consciente del problema, aseguró que están “trabajando con los agricultores para que no se vean afectados por estas expulsiones”, ya que considera que son “una parte muy importante de este país”.
La declaración representa un giro en el tono de su retórica, más abierta ahora a evitar que su política migratoria castigue directamente a uno de los sectores más vulnerables frente a la escasez de mano de obra: el agro.
“Estamos trabajando en eso, y vamos a sacar reglas y regulaciones”, anticipó Trump, sin ofrecer mayores detalles, pero dando a entender que se vienen ajustes normativos para permitir el ingreso legal de ciertos migrantes, con el objetivo de garantizar que el trabajo en el campo no se detenga.
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Aunque Trump insiste en que su prioridad es “sacar criminales”, también dejó entrever una puerta abierta para quienes ya han sido expulsados pero podrían volver. “En algunos casos, los estamos enviando de vuelta a sus países con un permiso, para que vuelvan legalmente”, afirmó.
“Quiero trabajar con ellos (...) estamos haciendo cosas que son muy difíciles de hacer y muy complejas, pero que funcionan muy bien. Los enviamos de vuelta, y luego estudian, aprenden, y regresan. Regresan legalmente”, añadió el presidente, planteando una suerte de círculo migratorio regulado por Washington.
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El empleo extranjero cae y la economía lo siente
Las palabras de Trump no son gratuitas: el más reciente informe de empleo en Estados Unidos –correspondiente a julio– mostró una creación neta de solo 73.000 puestos, una cifra que el propio mandatario criticó por considerarla insuficiente.
Y los datos tienen una explicación: entre marzo y julio, se perdieron 1,7 millones de empleos de trabajadores extranjeros, un golpe fuerte para sectores que dependen de esta mano de obra.
Esta no es la primera vez que el presidente asume que su política migratoria tiene efectos colaterales negativos en la economía real. Ya en junio, había dejado entrever que se prepararían “cambios” para mitigar el impacto en sectores como el campo, la hotelería y el ocio, los cuales tienen en común su alta dependencia de trabajadores migrantes, en muchos casos indocumentados.