Muere el último ícono del socialismo del siglo pasado.

Este 25 de noviembre no sólo murió el líder de la revolución cubana, también lo hizo el último representante del socialismo tal y como lo entendieron Lenin y sus seguidores en 1917. Con la muerte de Fidel Castro también se aproxima el final del centenario modelo bolchevique de revolución socialista. Continuar leyendo

Trump presidente: ¿el renacer del proteccionismo mundial?

Parece que la salida más fácil frente a los hechos trascendentales  que vive el planeta es buscar la explicación más evidente, a veces la más simple, a pesar de que sabemos que el mundo es, por naturaleza, complejo: Continuar leyendo

¿Ocupación?: Gerente de eslabón en una Cadena Global de Valor.

Un nuevo mundo, más interconectado, para los futuros administradores de empresas.

Las facultades de ciencias económicas aún forman Administradores de Empresas, sin embargo, la producción mundial ha sufrido fuertes transformaciónes a lo largo de las últimas  décadas. Uno de los cambios más significativos es el hecho que los bienes y servicios no son producidos en una empresa sino en una cadena que involucra a diferentes factorias, las cuales elaboran partes, componentes o simplemente son responsables de diseños, de la marca  del servicio post-venta. Continuar leyendo

Brexit: se derrumba el paradigma de la integración regional.

Giovanny Cardona Montoya

Junio 26 de 2016.

 

El año en que falleció Bela Balassa, economista húngaro egresado de Yale, comenzaba yo a “adoctrinar” a mis alumnos con las etapas de la integración económica, apoyado en los postulados de este célebre autor. Hoy, 25 años después, y en medio de su peor crisis, me mantengo firme en esta convicción: la integración regional es un modelo viable para lograr el desarrollo mancomunado de diversos pueblos.

Con los resultados del Brexit el pasado jueves (23 de junio), las bolsas de valores andan en pánico, a la vez que el lenguaje de los voceros de la UE hacia las autoridades del Reino Unido se percibe agresivo y un poco intimidante: “si se van a ir, deben hacerlo inmediatamente”. Pero, el Brexit no es algo aislado, sino que es la cereza que se derrite en el pastel de un modelo de integración que se desmorona desde hace un cuarto de siglo.

 

¿Cuál es el paradigma original?

Si lo repasamos desde una perspectiva teórica (Balassa), la integración regional comienza con la liberalización comercial (Zonas de Libre Comercio), luego llegaría la etapa de la creación de una única aduana regional (Unión Aduanera), lo que exige que los países miembros renuncien a esta función soberana. Posteriormente se desarrolla el Mercado Común,  permitiendo que los inversionistas y los trabajadores de la región puedan movilizarse con la tranquilidad legal de encontrarse en su mercado doméstico. Paralelo a estas etapas, se van unificando las políticas macroeconómicas y sectoriales: agropecuario, moneda única, impuestos unificados, infraestructura regional, sistema educativo, etc.

Este modelo se ha venido probando durante más de sesenta años en Europa, ya que, además de un mercado integrado de bienes y servicios, el continente se unificó para las inversiones y los trabajadores. Como complemento, se creó una política agropecuaria comunitaria, se coordinan políticas fiscales, se crea la Zona Euro (a la que no pertenecen todos los países de la UE)  y se desarrollan diversas políticas sectoriales de carácter supranacional. Como resultado de todo ésto, Europa se ha convertido en el ejemplo más  desarrollado de integración regional por sus resultados: 25% del comercio mundial es intraeuropeo y éste representa el 71% de las exportaciones de los países europeos. En términos de bienestar hay que reconocer que con su integración, el continente europeo reconstruyó su economía después de la segunda guerra mundial, se industrializó, desarrolló su economía rural y sacó de la pobreza a los países mediterraneos y a Irlanda. Europa para los europeos, diría yo, parodiando al expresidente Monroe de Estados Unidos.

Una Europa integrada, aunque con diferentes niveles de profundidad: no todos se vinculan a la Zona Euro.

Una Europa integrada, aunque con diferentes niveles de profundidad: no todos se vinculan a la Zona Euro.

Haciendo una lectura rápida, podemos reconocer que ASEAN en el sudeste asiático, ALALC-ALADI en América Latina son experiencias de integración inspiradas en el modelo europeo, aunque nunca llegaron a profundizarse, ni siquiera han logrado consolidar una Unión Aduanera (el primer nivel de supranacionalidad en el modelo de Balassa).

Sin embargo, la integración europea nació política, no económica; y es aquí donde el paradigma muestra su verdadera debilidad. Churchill llegó a considerar que sólo la creación de los Estados Unidos de Europa evitaría que el continente siguiera siendo un campo de guerra. Más comprometidos con esta idea, los “Padres Fundadores” -Monnet, Schuman, Adenauer y Bech- dieron pasos concretos para materializar la integración del continente.

Bech, entonces Primer Ministro de Luxemburgo, propuso el primer acuerdo el que consistió en la creación de la CECA, Comunidad Económica del Carbón y el Acero, para asegurar que ningún país tuviera pleno control sobre estas  materias primas, las cuales eran fundamentales para el desarrollo de la industria de armamentos de la  época. Era claro que Francia y Alemania, principalmente, se proponían crear un ambiente que inhibiera nuevas guerras en el continente, Benelux e Italia fueron socios comprometidos en este proyecto.

 

Crisis del paradigma.

El modelo de integración por etapas conlleva una gradual concertación de políticas e instituciones que se originan en la soberanía del Estado-nación. En la medida que se profundiza la integración  los compromisos pasan de intergubernamentales a supranacionales. En otras palabras, la integración regional nació como un modelo que reta a una tradición de varios siglos de unas relaciones internacionales y una soberanía, centradas en la supremacía de los Estados; la integración regional no sólo produce efectos económicos, también afecta la lógica de la política y las lealtades de los ciudadanos.

Así, la Unión Europea tiene una fuerte base política que se confirma con los Criterios de Copenhague de 1993, los cuales establecen que para ser miembro de la Unión Europea se debe ser un Estado democrático, donde impere la ley, los derechos humanos y se respeten las minorías. En este mismo contexto, el bloque europeo ha consolidado un régimen común de asilo, el cual se deriva de la convicción de unos derechos humanos realmente universales. Sin embargo, la realidad geopolítica que vive Europa, con un terrorismo fundamentalista que les persigue y una crisis humanitaria de inmigración  originiaria de Siria, han exhacerbado los espíritus nacionalistas de izquierda (obreros) y derecha (conservadores), que comienzan a ver en la Unión Europea el germen de la destrucción de un bienestar que, paradójicamente, la misma integración les ha proporcionado por décadas.

No sería extraño que detrás de Reino Unido se vengan intentos viables de separación en Grecia, Irlanda, Holanda e Italia. Incluso, la salida de Reino Unido de la Unión Europea puede motivar otro tipo de nacionalismos, como  el de los irlandeses del norte o los escoceses que son más proclives a la integración europea. La decisión tomada por los ingleses puede traerle a Londres nuevas consecuencias separatistas no esperadas.

Sin embargo, y esta es mi hipótesis, la crisis de este paradigma no nace con Brexit sino con el espíritu neoliberal que han adquirido los procesos de integración, desconociendo las dimensiones sociales y políticas de los mismos. Así, el proyecto de Constitución Europea fracasó a mediados de la década pasada ya que los conservadores lo vieron como una afrenta a la identidad nacional y los de izquierda como un instrumento demasiado neoliberal dedicado a la integración de flujos económicos y, de ningún modo, a la consolidación de dinámicas interculturales con impactos sociales.

De igual modo, a finales de los 80s, los países latinoamericanos renunciaron a un desarrollo socio-económico integrado a partir de la industrialización y la construcción de mercados ampliados, para aventurarse en la firma de TLC con Estados Unidos, Europa y este asiático  (supuesto Regionalismo Abierto). Así, los sueños de una Unión Aduanera del Mercosur o en la CAN se han diluido, y la integración no pasa de ser un proceso de liberalización del comercio. De hecho, aunque la crisis de la CAN se pueda explicar por las diferencias de modelo político de Ecuador y Bolivia con respecto al de Colombia y Perú, todo indica que la alternativa que eligió Colombia, Alianza del Pacífico,  tampoco va a trascender, porque es de carácter intergubernamental y, en consecuencia, los esfuerzos que se hagan para profundizar la integración estarán siempre sujetos a los vaivenes electorales de cada país. Sin supranacionalidad no hay una verdadera integración, y los TLC no buscan nada de esto, solo una apertura de mercados para el desarrollo de las cadenas globales de producción de bienes y servicios.

 

El supuesto Regionalismo Abierto pretende fortalecer la integración latinoamericana abriendo las fronteras a terceros países, a través de las aperturas económicas y los TLC, sin embargo, lo único evidente es que se ha detenido el proceso de industrialización en la mayoría de los países y se han congelado los tratados regionales como CAN y Mercosur.

El supuesto Regionalismo Abierto pretende fortalecer la integración latinoamericana abriendo las fronteras a terceros países, a través de las aperturas económicas y los TLC, sin embargo, lo único evidente es que se ha detenido el proceso de industrialización en la mayoría de los países y se han congelado los tratados regionales como CAN y Mercosur.

En lugar de conclusión.

La crisis del paradigma de la integración nace con el neoliberalismo que desestimó su carácter holístico (económico, político, social) y gradual (etapas de la integración) para convertirlo en un mero vehículo de liberalización comercial que dé respuesta a los interes de las compañías multinacionales. Sin embargo, en el caso de la Unión Europea, si se desea remozar el sueño de los padres de la integración y detener una posible desbandada, se hace necesario pensar en tres decisiones:

1. Crear un pleno Banco Central, para que la política monetaria no sea direccionada por las economías más fuertes, tal y como le tocó sufrir a Grecia en la reciente crisis, donde el interlocutor del gobierno helénico no estaba en Bruselas sino en Berlín;

2. Repensar el modelo de una Europa a diferentes  velocidades, ya que es evidente que hay países que frenan o desestimulan el proceso integrador (no sólo Reino Unido, también hay que pensar en Polonia, por ejemplo.); y

3. Retomar el espíritu holístico de la integración, de otro  modo, el miedo al desempleo local y al terrorismo, será caldo de cultivo para detener la integración de las personas, que no sólo representan el mercado laboral, sino que son la base de una real integración intercultural.

 

 

Industria colombiana en Cadenas Globales de Valor: tarea pendiente.

Entre 2014 y 2015, el déficit comercial ha crecido de manera preocupante.

El pasado 20 de abril (2016) se realizó en Medellín el VI FORO NACIONAL DE IMPORTADORES, organizado por ANALDEX. Aunque el encuentro se centró en los retos que genera la nueva legislación aduanera, el presidente ejecutivo de ANALDEX, Javier Díaz, hizo una presentación panorámica del comercio mundial y de la situación colombiana en la actual coyuntura.

Quiero apoyarme en alguna información obtenida en el evento para reforzar argumentos que hemos tratado de exponer en este blog en los últimos dos años, especialmente desde la crisis de los precios internacionales del crudo. Argumentos que cuestionan la débil vocación industrial y exportadora del país.

 

1. Una nueva tendencia: la super especialización en los procesos productivos.

El auge de la I+D+i en las economías industrializadas (Europa, Norteamérica y Japón) y en los Mercados Emergentes como China, Corea o Taiwán, ha conllevado una profundización en los niveles de especialización. Las empresas dejaron de producir bienes para dedicarse a prestar servicios en lo que llamamos el Comercio Mundial de Tareas, lo que provoca que las mercancías sean el resultado de la integración de decenas de factorías instaladas a lo largo del planeta.

Las firmas desagregan su producción a través de procesos de manufacturación oversea y offshoring.

Las firmas desagregan su producción a través de procesos de manufacturación oversea y offshoring.

 

2. El reto colombiano es articularse en estas cadenas de producción.

Para no ser simples proveedores de materias primas, sino integrantes que agreguen valor a las mercancías, es necesario ajustar nuestra capacidad productiva, incentivando la investigación, el desarrollo tecnológico, la innovación y el emprendimiento empresarial. Sin embargo, para ello es necesario revisar las estrategias que desde las empresas, la academia y el Estado se implementan para modernizar el aparato productivo. Después de 25 años de apertura económica, Colombia se ha desindustrializado, incrementando su dependencia de exportaciones de hidrocarburos:

El déficit de balanza comercial, profundo desde finales de 2014, se explica principalmente por la caída en los precios de commodities como el petróleo y le carbón.

El déficit de balanza comercial, profundo desde finales de 2014, se explica principalmente por la caída en los precios de commodities como el petróleo y le carbón.

 

3. Con la caída en los precios de las materias primas, el déficit de balanza comercial se ha hecho más evidente.

Las exportaciones han caído a una mayor velocidad que las importaciones, por el significativo peso del petróleo y el carbón en las ventas internacionales. De otro lado, la industria nacional es altamente dependiente de insumos extranjeros, a la vez que el país es un gran consumidor de bienes terminados importados, lo que hace que las compras extranjeras bajen a una velocidad menor. La consecuencia: una balanza comercial profundamente deficitaria.

Entre 2014 y 2015, el déficit comercial ha crecido de manera preocupante.

Entre 2014 y 2015, el déficit comercial ha crecido de manera preocupante.

 

4. Los fenómenos que agudizan la crisis.

La realidad de la competitividad colombiana es mucho más compleja que un problema de precios de commodities. Hay una suma de factores, estructurales algunos, coyunturales otros, que evidencia el problema de fondo de nuestra competitividad:

– Tenemos una infraestructura rezagada si se le compara con la de otros países que compiten con nosotros en los mercados globales. Los índices de competitividad señalan que Ecuador y Chile cuentan con mejores puertos y carreteras que muchas naciones latinoamericanas. Colombia, al contrario, aparece en los últimos puestos de esta medición, tanto a nivel mundial como regional.

– El alza en el precio del dólar y el fenómeno metereológico del Niño han disparado la inflación, generando incertidumbre de cara a un crecimiento sostenible, y conllevando que el Banco de la República recurra a medidas monetarias contraccionistas, lo que es contraproducente en un escenario de desaceleración económica como el actual.

– Más que un coyuntural déficit de balanza comercial, el país sufre de un crónico déficit de cuenta corriente, el cual se explica en gran medida por los costos financieros de la deuda externa y la repatriación de utilidades de las compañías multinacionales que se instalan en el país. Este permanente desangre reduce la capacidad del país de invertir en ampliación de capacidades instaladas.

– El país se ha venido desindustrializando, no desde la crisis de los precios del crudo que se gestó hace un par de años, sino desde que dimos inicio a la llamada Apertura Económica. El problema, como se evidencia en otras economías exitosas -tigres y dragones asiáticos-, no es que se haya abierto el país a la competencia extranjera, sino que no se han sostenido políticas de Estado para el desarrollo industrial. La pyme colombiana quedó a merced de sus propias decisiones, ya que ni el sector público, ni la academia, enfilaron sus esfuerzos para garantizar un ambiente favorable para la innovación y la agregación de valor. La consecuencia ha sido el cierre de empresas y la cada vez más fuerte dependencia de bienes intermedios importados, reduciéndose la participación de nuestra propia capacidad manufacturera en el valor final de los bienes que exportamos o consumimos.

importaciones colombianas por uso, 2014-2015