Comercio exterior: “la pata coja” de la economía colombiana.

Autor: Giovanny Cardona Montoya

Hace un cuarto de siglo Colombia cambió su modelo de desarrollo económico: de un estructuralismo proteccionista, respaldado con políticas económicas keynesianas se pasó a un modelo de apertura económica apoyado en un régimen monetarista centrado en el control de la inflación.

Características y resultados del modelo de Apertura Económica.

Después de 25 años,evidentemente el país ha cambiado. La clase media y los estratos altos disfrutan de ciudades cada vez más modernas, con una ampliación y perfeccionamiento de la oferta de servicios personales, además del acceso a bienes importados, con precios de talla internacional. Se acabaron los tiempos en los que el acceso a tecnología avanzada era costoso o implicaba viajes a países más avanzados. Hoy en Colombia, se compra un computador o un dispositivo móvil a los precios más bajos del continente.

Este modelo económico se caracteriza por la reducción de barreras aduaneras al comercio, la firma de acuerdos comerciales y una tasa de cambio que poco ha hecho por la competitividad de nuestros productos. Si bien, la inflación ha bajado en dos décadas, la tasa de cambio nominal revaluada y la baja productividad, se han traducido en una marcada pérdida de competitividad de la agricultura y las manufacturas colombianas.

La consecuencia económica más evidente ha sido el cambio en la estructura de las exportaciones de nuestro país. Hace un cuarto de siglo, Colombia tenía una oferta exportable más diversificada que la actual. Antes de esta crisis, los hidrocarburos representaban 2/3 partes de las exportaciones, llegando el petróleo a representar el 50% de las mismas. Hoy somos una economía monoexportadora, mucho más dependiente que en la década de 1990 cuando el café aún era el principal producto.

El café y las llamadas exportaciones menores (flores, bananos, textiles, confecciones, principalmente) han perdido participación en la balanza comercial. Adicionalmente, con la crisis de relaciones comerciales en el mercado andino, muchas industrias manufactureras y el sector rural, han perdido un mercado que era relevante. Colombia era un proveedor importante de comida, confecciones, electrodomésticos y vehículos a Venezuela. Todo esto es tiempo pasado.

Gráfico: Estructura de las exportaciones Colombianas por regiones y décadas

La crisis del modelo.

Hace un par de años comenzaron a sonar las alarmas sobre el bajo nivel de reservas colombianas de petróleo. O sea, la principal fuente con la que hemos financiado nuestro modelo consumista y de servicios, se agota. En consecuencia, los datos sobre reservas comprobadas de petróleo ya advertian el riesgo de no contar en el futuro con suficientes divisas para financiar este tren de gasto.

Sin embargo, lo que ha sucedido con el precio del petróleo en el último año ha adelantado la crisis. Si el crudo ha bajado de precio hasta un 50%, entonces la balanza comercial puede sufrir un gran deterioro, puesto que el petróleo representaba el 50% de los ingresos en exportaciones. En consecuencia, exportando las mismas cantidades de crudo que en los últimos años, pero a precios muy bajos, el déficit comercial se agudizará.

Si observamos la balanza de pagos que elabora El Banco de La República, notaremos que la balanza comercial de los últimos años  se ha caracterizado por déficits poco significativos, ya que los buenos precios y el incremento en las exportaciones de hidrocarburos financiaron el crecimiento de las importaciones. Sin embargo, el modelo económico señala que muchas de las importaciones son bienes de consumo, ya que no se está trabajando en la modernización de sectores como el agro y la industria manufacturera.

Pero, la dependencia de la minería en general y del petróleo en particular nos colocan en otros riesgos mayores: el deterioro general de la cuenta corriente y de la cuenta de capitales. Si bien la balanza comercial no ha sido fuertemente deficitaria, la cuenta corriente sí lo ha sido, particularmente por el pago de intereses de deuda externa y por la repatriación de utilidades de las compañías multinacionales que, estando en el país, trasladan sus ganancias a Europa y Norteamérica.

Ahora, la industria petrolera es altamente dependiente de la Inversión Extranjera Directa (IED); de hecho es el principal rubro de ingreso de capitales extranjeros al país. En consecuencia, si los precios del crudo permanecen bajos, los capitales extranjeros no llegarán, ya que no es rentable explorar y explotar pozos, para vender el producto a un precio tan bajo.

Consecuencia: avanzamos hacia una crisis cambiaria, o sea, agotamiento de divisas.

Colombia o Alicia en el país de las maravillas.

Algunos analistas, pero especialmente funcionarios gubernamentales, se ilusionaron con el hecho de que el peso se ha devaluado, lo que podría incrementar otras exportaciones y reducir el volúmen de las importaciones. Pero eso es un sueño.

El primer hecho los ha cogido por sorpresa, y no debería. Las importaciones no caen a la velocidad esperada, continuan ahondando el déficit. Esperar un cambio en la estructura de las importaciones en el corto plazo, era una ilusión. Con el auge de la construcción, el deterioro de las industrias tranzables y el creciente consumo doméstico, las importaciones demorarán en reaccionar.

El segundo hecho era esperable. El alza en la cotización nominal del dólar no garantiza que las empresas manufactureras o agroindustriales puedan aumentar sus ventas. La baja participación relativa de otros productos exportadores durante estos años, no es una casualidad, tiene que ver con la perdida de competitividad de nuestras industrias.

En consecuencia, para que una empresa productora de bienes industriales aumente sus exportaciones es necesario realizar actividades de inteligencia comercial, negociación, reajustes en los procesos productivos, etc. Así que no esperemos el milagro en el corto plazo.

Moraleja:

No podemos demorar más las decisiones. Este país tiene que dar un viraje a sus políticas comerciales y de desarrollo económico. Es necesario estimular la producción nacional y colocar algunas barreras a las importaciones. Hemos firmado TLC que hasta ahora sólo se traducen en más importaciones; si queremos aprovechar los mercados internacionales en el futuro, es necesario mirar hacia adentro, ordenar la casa y re-construir los sectores manufacturero y agropecuario.

Bienvenidas las inversiones en investigación y desarrollo tecnológico, los programas para estimular el emprendimiento, los esfuerzos para ampliar cobertura educativa y mejorar la insfraestructura; pero ahora, inevitablemente, hay que acompañar estas políticas con medidas comerciales coherentes que desaceleren las importaciones y estimulen la producción nacional de tranzables.

No se trata de decir si es malo o bueno hacer una apertura económica, se trata es de reconocer que nosotros si la hemos hecho muy mal.

Acerca del petróleo, ecopetrol, la devaluación y otros demonios

Introducción:

Los últimos meses de 2014 han sido una turbulencia para el barco de la economía colombiana y de muchas otras de América Latina. La aparatosa caída de los precios internacionales del petróleo se ha acompañado de un debate por la reforma tributaria, la caída del mercado bursátil, especialmente la acción de ecopetrol, y de una acelerada devaluación del peso, lo que, en consecuencia, teje una sombra de incertidumbre ad portas del año nuevo.

Por lo tanto, aunque La Caja Registradora se ha caracterizado por centrarse en los debates del largo plazo, dejando las preocupaciones de corto plazo a otros expertos en materia de coyuntura económica, esta vez partiremos de las preocupaciones emanadas de la caída coyuntural de los precios internacionales del petróleo.

Nuestro propósito es explicar un conjunto de factores que deben ser tenidos en cuenta para comprender la complejidad de largo plazo del tema petrolero y su incidencia en el desarrollo económico de Colombia y de muchas economías latinoamericanas.

Reservas Mundiales de Petróleo y el fantasma del fracking.

Venezuela es el único país latinoamericano que juega en las grandes ligas de la producción mundial del oro negro. Sin embargo, son evidentes el liderazgo de Arabia Saudita (11 millones de barriles diarios -mbd-), el crecimiento del autoabastecimiento de Estados Unidos (alcanzando 11 mbd en 2012) y la consolidación de Rusia en tercer lugar con cerca de 10 mbd. Colombia, con una producción cercana al millón de barriles, se colocaría cerca de la posición 20 en este ranking.

Sin embargo, si hablamos de desarrollo económico de largo plazo, el problema no es la producción presente sino el nivel de reservas, y en este punto la situación de Colombia no es mejor. Venezuela y Arabia Saudita lideran la lista, casi doblando a Canadá, Irán e Iraq, quienes los siguen. Las reservas colombianas de petróleo (2300 miles de millones bp) son aproximadamente el 1% de las reservas de Arabia Saudita y se calcula que alcanzan sólo para sólo 6.6 años.

Adicionalmente, Colombia tiene una doble dependencia de la economía petrolera: principal producto  exportaciones, a la vez que el Estado es propietario del 85% de las acciones de ecopetrol. O sea, el ingreso de divisas y las finanzas públicas están asociados al éxito petrolero. Por eso señalamos que el problema de fondo no son los precios actuales sino las reservas del crudo, y en este punto el escenario no es optimista.

El otro tema relevante es el relacionado con el fracking, -búsqueda de gas de esquisto- que se ha convertido en la novedad en materia de hidrocarburos. El caso es que este “shale gas” ha cambiado la estructura mundial de reservas. Estados Unidos tiene las mayores reservas comprobadas de este combustible no convencional, el cual se considera que puede asegurar abastecimiento mundial por 65 años a una tasa de consumo como la actual.

Por lo tanto, si se consolidan las hipótesis sobre este hidrocarburo y sobre las reservas de Estados Unidos, se abre un panorama de mediano plazo en el que este país se hace más autosuficiente, lo que seguramente alterará los precios a futuro de los combustibles.Sin embargo, el tema del fracking no puede observarse por fuera de las preocupaciones ambientales. Existen reclamos mundiales que señalan que esta técnica de extracción no tradicional es mucho más invasiva que la tradicional.

Ecopetrol: días amargos.

La empresa de petróleos de Colombia es una organización de capital mixto, pero con un capital mayoritario del Estado (más del 80% de las acciones), lo que la convierte en protagonista de las exportaciones del país y de la estabilidad fiscal del gobierno. Esta empresa enfrenta varios problemas que afectan su desempeño: bajo nivel de reservas, caída acelerada del precio mundial del petróleo y caída del precio de la acción hasta un nivel no visto en varios años. Adicionalmente, la empresa tiene que tomar decisiones sobre fracking y modernizar sus refinerías en Cartagena y Barrancabermeja.

La acción de ecopetrol llegó a superar la barrera de los 5000 COP y hoy se halla por debajo de los 2000 COP, precio que se asemeja a la cotización de finales de 2012. El precio de esta acción para recuperarse depende de factores internos y externos.

En el plano doméstico, las exploraciones son la principal fuente de recuperación de la acción. Si la política de exploración no se intensifica, difícilmente el valor de la acción podrá tener una recuperación sostenible (en 2014, el número de exploraciones autorizadas -115- estuvo por debajo de lo presupuestado). A nivel internacional, la incierta recuperación económica, que elevaría la demanda global, y las políticas de la OPEP -liderada por Arabia Saudita- determinarán el futuro del sector.

Un hecho que tiene efectos compensatorios ha sido el comportamiento de la tasa de cambio. El dólar, que se había mantenido por debajo de los 2000 COP durante gran parte del año, ya se cotiza cercano a los 2500 COP; este hecho beneficia a los exportadores, entre los cuales Ecopetrol es el principal protagonista. En otras palabras, parte de la pérdida de la petrolera colombiana como consecuencia de la caída del precio del crudo ( de 100 a 65 dólares americanos a lo largo del año), se compensa con la monetización de sus divisas, aprovechando la devaluación nominal que ronda el 30%.

Ahora, en términos de desarrollo económico, hay que reconocer que los demás exportadores, como los caficultores, los floricultores, los bananeros y la poca industria manufacturera que vende al exterior, se beneficia de la nueva tasa de cambio, la cual probablemente se mantendrá alta en los próximos meses. Pero, como contraprestación, amenazan vientos de inflación, como consecuencia del encarecimiento de las importaciones.

A modo de conclusión:

Como ha sido recurrente decirlo en este espacio, el problema del desarrollo económico de nuestro país, al igual que de otros países latinoamericanos, está atado a la falta de voluntad para diversificar el aparato productivo. Si bien hay una gran preocupación por la caída del precio internacional del crudo, es claro que Colombia no tiene reservas para garantizar ingresos en el largo plazo y la balanza comercial en los últimos años, en lugar de diversificarse ha incrementado la dependencia de las exportaciones de origen minero.

La estabilidad fiscal, la balanza comercial, el empleo y el crecimiento económico de Colombia avisoran un futuro de mediano plazo bastante incierto. Probablemente el escenario de 2015 no sea el más pesimista (se pronostica un crecimiento del PIB superior al 3%), pero si Colombia no diversifica sus exportaciones, sino desarrolla una industria manufacturera más significativa, y si Ecopetrol no incrementa sus reservas, será difícil mantener la dinámica económica que se tuvo en los últimos años.

Si hay preocupación por la actual reforma tributaria, qué decir de un escenario menos optimista en el próximo lustro…

 

 

Economía 2014: no es lo mismo crecer que desarrollarse.

Por Giovanny Cardona Montoya

Cada año nuevo nos vemos tentados a “lustrar la bola de cristal” y tratar de ver lo que nos deparan los próximos 12 meses. Desde nuestro blog trataremos de ser un poco heterodoxos a la hora de arriesgar algunos pronósticos para el recién nacido 2014, evitando quedarnos en el tema del crecimiento económico de corto plazo.

Variables y procesos a monitorear en Colombia:

éste es un año electoral, y no cualquier año electoral. Además de que la reelección del presidente Santos no se ve muy clara, está el tema del proceso de paz. Coyunturalmente hablando, el primer semestre estará lleno de incertidumbres que afectarán a la administración pública -especialmente por la ley de garantías electorales- pero que también abrirán un compás para la especulación cambiaria y bursátil: las encuestas, las entradas y salidas de nuevos candidatos, los boletines de La Habana, serán un caldo de cultivo para que los grandes inversores-especuladores  hagan su agosto.

Pero, desde una perspectiva más estructural, el resultado en las elecciones parlamentarias, y luego las presidenciales -muy probablemente con segunda vuelta incluida-, dará señales de lo que nos deparará el próximo cuatrenio en temas como: el posible acuerdo de paz con las FARC -y luego con el ELN-, la materialización de la ley de tierras, la formalización del empleo y las reformas a los sistemas de salud y de pensiones.

Ahora, saliéndonos de los determinantes políticos, es necesario monitorear el tema de las llamadas “locomotoras” de la economía del actual gobierno. Hasta ahora, la minería se ha consolidado como el sector que arrastra el crecimiento económico de este país. En cambio, la tecnología, la investigación y el desarrollo, lo mismo que la infraestructura, aún se presentan relegados.

Y aquí sí quiero dejar sentado mi pronóstico: no va a pasar nada, vamos a seguir aferrados a una economía extractiva que no agrega valor a su producción. No hay a la vista un proyecto de política económica que vaya en otra dirección. Ni siquiera en la tercería, hasta ahora bastante difusa, se puede esperar un cambio significativo. Seguiremos el camino errado que llevamos en las últimas décadas: un país minero que renuncia a su potencial agropecuario y que desdeña los esfuerzos de manufactureros emprendedores.

Donde hay esperanzas aún es en materia cambiaria. Si bien la revaluación del peso no sólo depende del mercado doméstico, es por lo menos aceptable que el carácter técnico de la Junta del Banco de La República nos permita tener el optimismo que se apliquen medidas que compensen las pérdidas que la crónica revaluación ha producido sobre la menguada industria manufacturera y el sector agropecuario.

Tenemos una economía exportadora de hidrocarburos que atrae inversión casi que exclusivamente para este sector, lo que inevitablemnte deteriora a los demás sectores transables de la economía: la inflación es baja en el campo doméstico, pero con esta crónica revaluación de casi una década, la competitividad de nuestras manufacturas y productos agrícolas es imposible. Esperemos que en materia cambiaria se sea un poco más agresivos, sin que con ello se pierda la ortodoxia que caracteriza al Banco de La República.

Variables y procesos a monitorear en el mundo:

Si de crecimiento económico se trata, las cartas están echadas: la evolución de la economía europea, que posiblemente salga en 2014 de manera clara de su crónica crisis, y la consistencia de la recuperación económica de Estados Unidos, son procesos que se deben monitorear. La estabilidad de las inversiones hacia nuestro país, los posibles beneficios de los TLC y los precios de los commodities, dependerán en gran medida de la solidez de la recuperación de estas economías.

Pero en Europa el tema es complejo, ya que estamos hablando de un bloque donde se combinan políticas nacionales con políticas supranacionales. O sea, la recuperación también depende de decisiones que se tomen en Berlín, París, Madrid y Roma.  Esta crisis demostró que, en expansión Europa es una, pero en recesión son 27 países, cada cual con sus problemas.

De otro lado, están los mercados emergentes, particularmente China. El coloso asiático tiene una “espada de Damocles” que pende sobre su economía: el consumo doméstico. De un lado, los ingresos de los chinos crecen, lo que estimula la inflación, especialmente de los no transables -vivienda y servicios- pero, de otro lado, la crisis global de 2008, señaló los peligros de depender excesivamente de las exportaciones. Fortalecer el mercado doméstico es un objetivo que la dirigencia de Beijing se tiene que proponer para logar una mayor estabilidad y sostenibilidad de su crecimiento económico.

Últimas palabras:

Desde el punto de vista del crecimiento económico, el panorama de 2014 se ve más o menos claro. Las señales de los mercados internacionales se ven relativamente positivas, compensando un poco la incertidumbre interna que viene, especialmente, desde el ámbito de lo político.

Pero, en materia de desarrollo hay dos tendencias. La primera es sumamente preocupante y negativa: en 2014 no pasará nada especial en materia de formalización laboral, mejoras de infraestructura o inversiones en I+D+i. Seguimos retrocediendo en sofisticación de nuestra oferta exportadora.

La segunda es más optimista: los avances en materia de implementación de ley de tierras y el posible fin del conflicto armado, convierten al 2014 en un posible año de quiebre para la evolución del campo colombiano: mejores condiciones para la inversión, empleo en el campo, menos migraciones a las ciudades y un aumento, en consecuencia, del mercado doméstico.

Ahora, en el plano  mundial sigue un tema latente, el cual, según su desarrollo, señalará los rumbos de la economía global en la próxima década: las negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC. Aunque el panorama allí sigue oscuro y no se avisoran acuerdos, no se debe olvidar que no hay mal que dure 100 años…

…y estas negociaciones ya llevan mucho tiempo.

 

 

 

¿Devaluación del peso en el largo plazo?: variables claves.

Autor: Giovanny Cardona Montoya

Estamos viviendo unas inquietas semanas marcadas por la incertidumbre política en Turquía y Brasil, los indicadores negativos de los mercados bursátiles en el mundo y en Colombia, y una repentina tendencia alcista al precio del dólar, incluso en el vecindario latinoamericano.Ello invita a la reflexión, aunque a veces también a la especulación retórica, sobre el comportamiento futuro de la economía colombiana y global.

En este contexto, el tema que nos invita hoy a la reflexión, no con fines predictivos sino, más bien, académicos, es el de la tasa de cambio: ¿hay razones para pensar que el dólar continuará su tendencia alcista? Como  nos muestra la historia, incluso los expertos de mayor trayectoria se equivocan en sus pronósticos:

¿Con base en qué se pueden construir los pronósticos? El primer elemento de análisis tiene que ver con la estadística objetiva de ingresos y egresos de divisas: exportaciones e importaciones de mercancías (balanza comercial), flujos de inversión extranjera de corto y largo plazo, al igual que el endeudamiento externo (cuenta de capitales); remesas y producción de oro son otros dos elementos que se deben tener en cuenta. Ahora, una cosa es mirar la historia de la balanza de pagos (trayectoria de entradas y salidas de divisas) y otra muy diferente es observar los determinantes: cosechas, temporadas de invierno o verano (para exportaciones e importaciones), tasas de interés o ambiente político y económico (para movimientos de capitales).

Ahora, hay que tener en cuenta que la economía colombiana es relativamente abierta, por lo tanto, nuestra dinámica depende en gran medida de lo que pase en los mercados internacionales. En consecuencia, lo que suceda con la economía de Estados Unidos y las decisiones que tomen en dicho país el gobierno y las autoridades monetarias, explica en gran medida lo que pase con el dólar en Colombia.

En nuestro caso, la historia ha mostrado que durante la última década el precio del dólar se ha mantenido relativamente bajo: antes de las elecciones de 2002, el dólar se movía alrededor de 2300 pesos, pero 11 años después estamos por debajo de los 2000 pesos. Incluso, en aquel año, por razones coyunturales, el dólar estuvo a punto de tocar el listón de los 3000.

¿Por qué el dólar ha estado tan barato en Colombia en estos últimos 10 años?

Con mayor o menor relevancia en un momento u otro, los factores que han mantenida baja la cotización del dólar (revaluación del peso) desde 2003 han sido:

recuperación económica, aumento de exportaciones a Venezuela (hasta 2008), bonanzas de combustibles (petróleo y carbón), mejora en los precios de otros commodities como café y producción de oro.

– Mejora de la seguridad -ambiente para la inversión- que se acompaña de una apertura y privatización de empresas en comunicaciones y banca, lo que atrae capitales extranjeros.

– Crecimiento de economía china, demanda de combustibles y, por ende, aumento de la inversión extranjera en Colombia para exploración y explotación de combustibles fósiles.

– Sin embargo, desde 2008, la crisis inmobiliaria y financiera, derivada en la actual recesión y desaceleración de las economías de Europa y Estados Unidos, ha sido factor determinante del precio del dólar en el mundo: primero porque los inversionistas ante la crisis se refugiaron en los futuros de commodities y luego porque, para recuperar la ruta de crecimiento, la FED ha mantenido una política expansionista de aumento de la liquidez -oferta de dólares-.

Entonces, ¿por qué la devaluación del peso en estas últimas semanas?

Mucho se ha especulado al respecto:

¿ha sido el Banco de la República con su política de compra de dólares, acompañada de la respuesta de los Fondos de Pensiones a los lineamientos establecidos por el Ministerio de Hacienda para colocar la divisa en un ideal de 1950 pesos?

¿será la caída de nuestra industria, la caída de precios de commodities, la desaceleración en el crecimiento de nuestras exportaciones y de las inversiones extranjeras?

¿será la lenta recuperación de la economía norteamericana y la expectativa -confirmada esta semana- de que la FED cambiará su política monetaria y dejará de estimular con liquidez la recuperación de la economía?

Generalmente, una tendencia de largo plazo no se explica por un hecho aislado sino por una combinación de factores. Así que lo que pase en el futuro con el precio del dólar, seguramente tendrá relación con las variables señaladas. Tratemos de aproximarnos al futuro:

Los factores domésticos que más han tenido relación con la revaluación del peso son nuestras exportaciones de hidrocarburos y café y la inversión extranjera directa. Estas dos variables tienen futuro incierto: los precios mundiales de los commodities dependen de la sostenida recuperación de Estados Unidos y de la salida de Europa de su recesión para que China no continúe desacelerando su crecimiento. Ello mantendría alta la demanda de hidrocarburos y otras materias primas.

Ahora, la inversión extranjera focalizada en minería y sector servicios  está asociada a los precios del petróleo, al clima para la inversión y a la firma y dinámica de los TLC. En este contexto, el futuro del proceso de paz puede tener un papel importante, incluso, y esto es lo más relevante, para atraer inversiones hacia otros sectores de la economía, particularmente el rural.

La capacidad del Banco de la República de alterar la tasa de cambio está comprobada a lo largo de esta década: es sumamente limitada. Si bien su rol es útil -puede reducir cotidianamente la oferta de dólares-, no  tiene el poder económico para colocar la divisa americana en la tasa deseada. Por lo tanto, el Banco de la República podrá jugar un rol de apoyo para mantener el dólar cerca de los 2000 pesos.

Pero, el tema clave está en el exterior. La posibilidad de que la FED realmente ponga el freno a su política expansiva, depende de que los indicadores positivos de la economía norteamericana se mantengan sólidos, de lo contrario no será extraño ver al señor Bernanke dándole la mano a Obama para pasar el trago amargo dela recesión.

Por lo tanto, será la evolución del ritmo económico de la triada: Europa – Estados Unidos – Este asiático, el verdadero termómetro de la evolución del precio del dólar en el mediano y largo plazo.

Crisis Financiera: el mundial de fútbol es acá, pero esta semana la pelota está en cancha de Zapatero y Obama

Este fin de semana termina julio y agosto se viene lleno de incertidumbre para el futuro de la economía mundial. Las próximas semanas, probablemente los próximos días, serán decisivos para saber si se relanza la locomotora de la economía mundial a partir del 2012.

Es bien sabido que, aunque la caída de las grandes economías ya ha cesado, su recuperación aún es incierta. De hecho, por meses ha existido el temor de una segunda recesión si no se detienen las crisis estructurales que agudizaron la debacle global de 2007/2008: particularmente la crisis financiera y la hipotecaria.

Estados Unidos en las próximas semanas…(o próximos días):

El martes 2 de agosto el gobierno norteamericano podría entrar en default, y tendría que retrasar el pago a algunos de sus acreedores: empleados, contratistas, bancos etc. La solución al problema es sencilla desde el punto de vista económico, todo es cuestión de que el congreso autorice un incremento en el techo de endeudamiento del gobierno y éste saldría inmediatamente a pedir prestado para cubrir su faltante. En el mercado hay una gran fila de interesados en financiar este nuevo déficit, o sea, aquí no está el problema.

El problema es ideológico y de coyuntura política. Los Republicanos y los Demócratas tienen un tradicional debate sobre la forma “correcta” en que se debe reducir un déficit. Para los primeros, reducir el gasto es la solución, mientras, para los segundos, el incremento de los impuestos es una alternativa viable. No vamos a discutir este punto que, en teoría económica es bastante complejo.

El debate de estas dos lógicas –en esencia, coherentes ambas- se ha agudizado porque en el Partido Republicano se ha consolidado un ala radical, el “Tea Party”, que no cede ni un centímetro en materia de impuestos: no están dispuestos a apoyar ningún proyecto de ley que conlleve elevar tasas impositivas y, en cambio, reclaman un drástico recorte de gastos, cosa que los Demócratas no aceptan.

Y, enredando la piola con la coyuntura política, el líder Republicano, John Boehner, está tratando de lograr las mayorías para un proyecto que le asegura recursos a Obama sólo hasta diciembre de este año, echándole leña a la hoguera de las elecciones del 2012. En pocas palabras, la esencia de este debate es política, y la puja que se está dando es por la Casa Blanca, no por el techo del endeudamiento.

Pero como no hay causa sin consecuencia, la pugna entre los dos partidos tiene en ebullición al volcán de la economía mundial. Es posible que la solución que se tome en los próximos días mantenga el statu-quo de la economía mundial. Pero también es probable que no, y que termine afectando el precio del oro y algunos otros refugios de inversionistas, provocándose una sacudida importante de los mercados de valores, las tasas de cambio y los tipos de interés. Eso sí, mientras esto se aclara, los especuladores con mejor olfato, hacen su “agosto” desde julio.

Europa en las próximas semanas…desde hoy viernes.

El panorama de la economía europea, aunque gris, pareciera estarse clareando más rápidamente que el norteamericano. Con dolor, discrepancias y luego de largas negociaciones, se han tomado las decisiones para detener los riesgos de colapso de la Eurozona. Todo indica que las medidas acordadas para Grecia e Irlanda -y los ajustes hechos por España – empiezan a tranquilizar los mercados, marcando el inicio del fin de la crisis.

A los acuerdos llegados para la solución de la “cuestión griega” se suma la decisión del presidente Zapatero de adelantar las próximas elecciones parlamentarias españolas para el 20 de noviembre de este año. El caso español es relativamente importante por el tamaño económico del país frente al conjunto de la Unión Europea y, para los mercados, la decisión es trascendental puesto que el estruendoso fracaso de los socialistas en las elecciones municipales pasadas hacían prever un año de ingobernabilidad en un país que debe mostrar a sus socios y a los mercados, estabilidad política y verticalidad en las decisiones que toman el ejecutivo y el legislativo.

En síntesis, la decisión tomada por Zapatero -acompañada de los acuerdos sobre Grecia, la semana pasada- y lo que se decida entre el Capitolio y la Casa Blanca en los próximos días puede ser la señal de partida para que la otrora locomotora de la economía mundial reinicie su marcha,…

…por suerte, el tren de los mercados emergentes no había dejado de avanzar

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