¿Devaluación del peso en el largo plazo?: variables claves.

Autor: Giovanny Cardona Montoya

Estamos viviendo unas inquietas semanas marcadas por la incertidumbre política en Turquía y Brasil, los indicadores negativos de los mercados bursátiles en el mundo y en Colombia, y una repentina tendencia alcista al precio del dólar, incluso en el vecindario latinoamericano.Ello invita a la reflexión, aunque a veces también a la especulación retórica, sobre el comportamiento futuro de la economía colombiana y global.

En este contexto, el tema que nos invita hoy a la reflexión, no con fines predictivos sino, más bien, académicos, es el de la tasa de cambio: ¿hay razones para pensar que el dólar continuará su tendencia alcista? Como  nos muestra la historia, incluso los expertos de mayor trayectoria se equivocan en sus pronósticos:

¿Con base en qué se pueden construir los pronósticos? El primer elemento de análisis tiene que ver con la estadística objetiva de ingresos y egresos de divisas: exportaciones e importaciones de mercancías (balanza comercial), flujos de inversión extranjera de corto y largo plazo, al igual que el endeudamiento externo (cuenta de capitales); remesas y producción de oro son otros dos elementos que se deben tener en cuenta. Ahora, una cosa es mirar la historia de la balanza de pagos (trayectoria de entradas y salidas de divisas) y otra muy diferente es observar los determinantes: cosechas, temporadas de invierno o verano (para exportaciones e importaciones), tasas de interés o ambiente político y económico (para movimientos de capitales).

Ahora, hay que tener en cuenta que la economía colombiana es relativamente abierta, por lo tanto, nuestra dinámica depende en gran medida de lo que pase en los mercados internacionales. En consecuencia, lo que suceda con la economía de Estados Unidos y las decisiones que tomen en dicho país el gobierno y las autoridades monetarias, explica en gran medida lo que pase con el dólar en Colombia.

En nuestro caso, la historia ha mostrado que durante la última década el precio del dólar se ha mantenido relativamente bajo: antes de las elecciones de 2002, el dólar se movía alrededor de 2300 pesos, pero 11 años después estamos por debajo de los 2000 pesos. Incluso, en aquel año, por razones coyunturales, el dólar estuvo a punto de tocar el listón de los 3000.

¿Por qué el dólar ha estado tan barato en Colombia en estos últimos 10 años?

Con mayor o menor relevancia en un momento u otro, los factores que han mantenida baja la cotización del dólar (revaluación del peso) desde 2003 han sido:

recuperación económica, aumento de exportaciones a Venezuela (hasta 2008), bonanzas de combustibles (petróleo y carbón), mejora en los precios de otros commodities como café y producción de oro.

– Mejora de la seguridad -ambiente para la inversión- que se acompaña de una apertura y privatización de empresas en comunicaciones y banca, lo que atrae capitales extranjeros.

– Crecimiento de economía china, demanda de combustibles y, por ende, aumento de la inversión extranjera en Colombia para exploración y explotación de combustibles fósiles.

– Sin embargo, desde 2008, la crisis inmobiliaria y financiera, derivada en la actual recesión y desaceleración de las economías de Europa y Estados Unidos, ha sido factor determinante del precio del dólar en el mundo: primero porque los inversionistas ante la crisis se refugiaron en los futuros de commodities y luego porque, para recuperar la ruta de crecimiento, la FED ha mantenido una política expansionista de aumento de la liquidez -oferta de dólares-.

Entonces, ¿por qué la devaluación del peso en estas últimas semanas?

Mucho se ha especulado al respecto:

¿ha sido el Banco de la República con su política de compra de dólares, acompañada de la respuesta de los Fondos de Pensiones a los lineamientos establecidos por el Ministerio de Hacienda para colocar la divisa en un ideal de 1950 pesos?

¿será la caída de nuestra industria, la caída de precios de commodities, la desaceleración en el crecimiento de nuestras exportaciones y de las inversiones extranjeras?

¿será la lenta recuperación de la economía norteamericana y la expectativa -confirmada esta semana- de que la FED cambiará su política monetaria y dejará de estimular con liquidez la recuperación de la economía?

Generalmente, una tendencia de largo plazo no se explica por un hecho aislado sino por una combinación de factores. Así que lo que pase en el futuro con el precio del dólar, seguramente tendrá relación con las variables señaladas. Tratemos de aproximarnos al futuro:

Los factores domésticos que más han tenido relación con la revaluación del peso son nuestras exportaciones de hidrocarburos y café y la inversión extranjera directa. Estas dos variables tienen futuro incierto: los precios mundiales de los commodities dependen de la sostenida recuperación de Estados Unidos y de la salida de Europa de su recesión para que China no continúe desacelerando su crecimiento. Ello mantendría alta la demanda de hidrocarburos y otras materias primas.

Ahora, la inversión extranjera focalizada en minería y sector servicios  está asociada a los precios del petróleo, al clima para la inversión y a la firma y dinámica de los TLC. En este contexto, el futuro del proceso de paz puede tener un papel importante, incluso, y esto es lo más relevante, para atraer inversiones hacia otros sectores de la economía, particularmente el rural.

La capacidad del Banco de la República de alterar la tasa de cambio está comprobada a lo largo de esta década: es sumamente limitada. Si bien su rol es útil -puede reducir cotidianamente la oferta de dólares-, no  tiene el poder económico para colocar la divisa americana en la tasa deseada. Por lo tanto, el Banco de la República podrá jugar un rol de apoyo para mantener el dólar cerca de los 2000 pesos.

Pero, el tema clave está en el exterior. La posibilidad de que la FED realmente ponga el freno a su política expansiva, depende de que los indicadores positivos de la economía norteamericana se mantengan sólidos, de lo contrario no será extraño ver al señor Bernanke dándole la mano a Obama para pasar el trago amargo dela recesión.

Por lo tanto, será la evolución del ritmo económico de la triada: Europa – Estados Unidos – Este asiático, el verdadero termómetro de la evolución del precio del dólar en el mediano y largo plazo.

Europa…y el mundo, bajo las ruinas de Grecia.

En 2008, la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos explotó y ello empujó a la economía global hacia una recesión que se venía incubando desde mediados de 2007. Pero, esto sólo fue el comienzo de una de las crisis (desaceleración-recesión) más extendidas de la historia económica del capitalismo. El 4 de octubre de 2009, el nuevo gobierno socialista de Grecia (PASOK) reconoció que los indicadores publicados de déficit fiscal y deuda no reflejaban la realidad de su país. En consecuencia, después de su revisión, el primero, acumulado en 2009, pasa a ser de 12,7% y la deuda se eleva hasta el 113,4% del PIB. Aquí inició la denominada crisis griega, la cual desató una “culebra de dominó” que gradualmente ha ido empujando al abismo a otros países de la zona euro. Hoy se encuentra en cuidados intensivos la economía española y todo indica que Italia pasa a revisión médica.  

El problema, en pocas palabras.

Si estas economías – Grecia, España, Italia- se encuentran altamente endeudadas y tienen un déficit fiscal muy alto (ver los dos gráficos siguientes), entonces, no son confiables para los mercados financieros. Una economía europea desacelerada, o sea con pocas posibilidades de incrementar sus ingresos (exportaciones e impuestos), preocupa a los inversionistas y se traduce en una baja por parte de las calificadoras de riesgo con un consecuente incremento en los intereses de sus bonos de deuda. O sea, desde todo punto de vista, les es más difícil financiar el déficit fiscal y cubrir sus compromisos de deuda.

Ante esta realidad, la ortodoxia monetarista –liderada por el gobierno de la Canciller Merckel de Alemania- se ha impuesto: los gobiernos de Grecia, España y próximamente Italia (tal y como lo hicieron antes Irlanda y Portugal) implementan planes de ajuste que involucran reducción del Gasto Público, disminución de la nómina de empleados públicos y reducción de salarios. En otras palabras: más desaceleración de la economía.

En consecuencia, Europa ha escogido un camino difícil: si se reduce el déficit fiscal y el nivel de endeudamiento llega a números aceptables, entonces, las tasas de interés bajarán, la calificación de riesgo mejorará, los inversionistas regresarán, se creará empleo y la economía tomará la senda de la recuperación y el crecimiento. Pero, tres años después, la receta no parece haber dado resultados satisfactorios. El enfermo sigue grave.

Una propuesta alternativa.

Sin embargo, no todos comparten esta receta. El debate está abierto. Francia ha dado un giro a la izquierda y, en consecuencia, Alemania ha perdido su aliado más incondicional en la zona euro: Zarkozy. Ahora, el nuevo gobierno de Francia (Hollande) reclama que se combinen medidas de ajuste fiscal con políticas de estímulo al empleo. Además, a los socialistas franceses es posible que este domingo 17 de junio se les una un nuevo gobierno griego que no esté dispuesto a seguir aplicando ajustes que buscan reducir el déficit pero que no dan resultados y, en cambio, sí deterioran el ambiente social y político de los helénicos.    

En pocas palabras, Europa vive una en una desaceleración-recesión que se le está volviendo crónica. Para salir del problema, los gobiernos de sus países –a falta de un banco supranacional europeo con plenitud de poderes en materia monetaria- están enfrascados en un debate: un ajuste que logre bajar el déficit y la deuda a través de un menor Gasto Público o un ajuste acompasado de políticas expansivas que estimulen el empleo, el crecimiento y, en consecuencia el aumento de los ingresos.

Pero, frente a este debate de propuestas para salir de la crisis, las elecciones griegas de este domingo 17 de junio pueden provocar un cambio cualitativo en su evolución.

Escenarios futuros de corto plazo

Si bien no hay partidos favoritos y todo indica que ningún posible vencedor será un “anti-integracionista”, existe un verdadero riesgo de que Grecia salga de la zona euro. ¿La razón? Es posible que la coalición de gobierno que se conforme no esté dispuesta a seguir aplicando a rajatabla el plan de ajuste que tantos dolores de cabeza, sociales y políticos, le ha producido al país. En otras palabras, aunque los líderes griegos no tengan un discurso anti-euro, su oposición al  ajuste exigido puede obligar a los helenos a salir del bloque monetario.

 En consecuencia, nos hallamos ante dos escenarios posibles:

1. Grecia se ve forzada a abandonar la zona euro –en mi opinión, el escenario más improbable-. Los mercados reaccionarán negativamente y la banca central europea, al igual que el gobierno alemán, tendrán que salir a proteger el Euro. Si bien es probable que la volatilidad en sí no sea muy fuerte que lo que ha sido en este último año, la tarea de España y de Italia se verá en mayores dificultades porque la confianza de los inversionistas seguirá deteriorándose. El ajuste de ibéricos e itálicos encontrará un mercado financiero más pesimista, lo que obligará a los alemanes en particular, y al bloque como un todo, a maniobrar con cuidado para evitar que otra nación se vaya a caer de la barca.

2. Alemania pierde la batalla con el nuevo gobierno francés y se da un giro a las políticas de ajuste. Grecia sigue en la Eurozona ya que se negocian nuevos términos para el ajuste. La emisión de eurobonos compensará el pesimismo de inversionistas privados y el mercado se moverá en un escenario mixto en el que se siguen aplicando medidas para reducir el déficit, a la vez que se implementan políticas expansionistas para estimular el empleo. Los gobiernos de España e Italia también ganarían margen de gobernabilidad en sus países. Este escenario puede llegar a ser el inicio de una nueva etapa de la integración: Unión Fiscal y un Banco Central Europeo con mayores poderes supranacionales.

El tiempo dirá si la medicina que se escoja es la correcta y si se aplica en las dosis adecuadas para sacar a Europa de la crisis, consolidándose el proceso integrador en nuevas dimensiones: fiscales y monetarias. O, si por el contrario, ya es tarde para este enfermo crónico, y tal vez estamos asistiendo al deceso de un paciente terminal: el Euro.

   

 

 

Economía 2012: ¿más incierta que la Profecía Maya?

Preguntas no resueltas en el 2011….tarea pendiente para el 2012

1. ¿Para dónde va la Unión Europea? Más que la crisis del ciclo económico, que muestra una Europa estancada que no logra encontrar la senda del crecimiento, lo que realmente se ha desnudado en este 2011 es la falta de voluntad supranacional de la Unión Europea. La actual crisis ha ratificado el escepticismo de la Gran Bretaña para incursionar en niveles más profundos de integración, a la vez que se evidencia el “padrinazgo” que ejerce Alemania sobre los demás integrantes del bloque.

En consecuencia, queda la pregunta si el nuevo compromiso de una mayor disciplina fiscal –máximo 0.5% de déficit estructural y  sanciones si se supera el umbral del 3%- es un primer paso para incursionar en mayores niveles de integración: dotar al Banco Central Europeo –BCE- de un mayor rol supranacional, hasta convertirlo en un verdadero banco central. O sea, un emisor, prestamista de prestamistas, regulador del sistema crediticio y garante unitario de la sanidad monetaria.

Evidentemente hay muchos actores que no quieren llegar tan lejos: el eje de poder franco-alemán -dueño del poder económico actual-, Gran Bretaña y otros euroescépticos que consideran inevitable pertenecer al bloque pero que no desean que se profundice más la integración.

2. ¿Salió Estados Unidos de la crisis? El gobierno de Obama está viviendo una coyuntura favorable: el desempleo ha cedido en los últimos meses, colocándose en los niveles más bajos desde que estalló la crisis. Pero, no es evidente que la tendencia vaya a continuar por largo tiempo.

Obama enfrenta un año electoral, sus decisiones de política económica se moverán entre los retos estructurales de la potencia norteamericana y los cálculos de coyuntura electoral. La austeridad fiscal requerida podría tropezarse con un conflicto militar que enfrente a Estados Unidos con los imames chiitas de Persia. Esta posibilidad alteraría el gasto público norteamericano y el precio mundial de combustibles.

3. ¿Se desacelerará definitivamente China?  Aunque las tasas de crecimiento de China, India y otros mercados emergentes son envidiables para cualquier nación del mundo, la realidad es que cada punto porcentual que dejan de crecer, afecta la dinámica de la economía global. Es evidente que la locomotora del mundo son China e India, por lo tanto, su ritmo de crecimiento marca la pauta para el resto del planeta.

Lo que estamos construyendo es un algoritmo. Si la Unión Europea y Estados Unidos no salen definitivamente del estancamiento en el que se hallan, es muy difícil que los países emergentes mantengan la tasa de crecimiento que los ha caracterizado en los últimos años. ¿La razón?: Los países industrializados siguen siendo las economías de mayor ingreso en el mundo, en consecuencia, si las naciones del Norte no compran, China, India, Brasil, Corea, Taiwán, etc., tendrían que reducir su ritmo de producción. El mercado doméstico de estas naciones, aún caracterizado por una población con un bajo ingreso per-capita, no alcanza a reciclar la producción que se deje de vender al mundo desarrollado.

4. ¿Seguirán altos los precios de commodities? Esta es una pregunta crítica para economías latinoamericanas como Argentina, Colombia, Perú o Venezuela, principalmente. Si Europa, Estados Unidos y Japón siguen estancados, China no podrá acelerar su crecimiento y, por ende, bajará su demanda de materias primas. Este es el factor que puede mantener a la baja los precios mundiales de commodities.

Pero hay factores geopolíticos y climáticos a tener en cuenta. Los tambores de guerra que suenan en Irán y Siria, podrían poner nervioso al mercado de futuros e, incluso, afectar la oferta mundial de combustibles fósiles. Los chiitas de Irán colocan 2.5 millones de barriles diarios de petróleo –casi tres veces las exportaciones colombianas del combustible-, lo que pone nerviosos a los inversionistas y expone al mercado a una posible caída del abastecimiento. En consecuencia, hay elementos de juicio para pensar que los precios mundiales de combustibles podrían subir en 2012.

De otro lado, la incertidumbre ambiental cada vez incide más sobre los mercados. Las cosechas de granos –soja, café, trigo, maíz, etc.- pueden ser afectadas por lluvias imparables o por sequias incesantes, lo que altera la oferta mundial y, consecuentemente, sus precios. Adicionalmente el frío del invierno, en los países con estaciones, también marca el comportamiento del consumo de combustibles fósiles: petróleo y gas. He ahí otro factor de incertidumbre para los precios mundiales de commodities.

5. ¿Cómo le irá a Colombia? Es evidente que nuestro país depende de esta secuencia que acabamos de analizar. Somos un país exportador de commodities, altamente dependientes de la inversión extranjera y con un mercado doméstico subdesarrollado, con grandes grupos poblacionales sin capacidad de compra. Si China se desacelera y los países industrializados se mantienen estancados, no sólo se afectarán nuestras exportaciones de petróleo, carbón, café y ferroníquel, sino que la inversión extranjera podría menguarse un poco.

Con respecto al mercado interno, no hay mucho que esperar en el corto plazo. Aunque se ha concertado el salario mínimo -lo que siempre es una buena noticia-, el desempleo se halla por debajo de los dos dígitos y el TLC entrará en vigencia,  dos años de crudo invierno han hecho mucho daño a la infraestructura y a la sociedad, lo que obligará al Estado a invertir en reconstrucción y redistribución no presupuestada de riqueza en beneficio de los más afectados por el desorden climático: la coyuntura aplazará tareas estructurales pendientes.

Sin embargo, 2012 será año de grandes decisiones que no producirán impacto inmediato pero que tienen que ver con el futuro del país: la reforma a la educación, que no  sólo tiene que ver con la equidad sino especialmente con la competitividad (no habrá economía eficiente sin un recurso humano educado, innovador y emprendedor) y la formalización del empleo. Este último no sólo incide sobre el ingreso de los trabajadores, sino que dará la pauta para hacer viable en el largo plazo al Sistema de Seguridad Social; no es sostenible un Régimen de Seguridad Social que tiene tanto agente subsidiado y tan poco cotizante.

Muy seguramente la Profecía Maya no se hará realidad y en diciembre de 2012 estaremos nuevamente comiendo natilla con buñuelos. Pero, si el país no toma decisiones radicales en los temas de la educación, la seguridad social y la infraestructura; el tren del desarrollo pasará de largo por nuestra estación y nosotros nos quedaremos viéndolo pasar…cada vez más empobrecidos.

Futuros escenarios internacionales para la economía colombiana

La economía global viene desarrollando una cadena de cambios significativos desde hace un cuarto de siglo pero, a la vez vive una prolongada crisis que inició hace más de dos años y que presenta indicios de profundizarse en el año venidero. Esta combinación aunada a los retos que enfrenta la economía colombiana en particular, permiten delinear factores de cambio que incidirán sobre el entorno internacional para nuestras empresas en el  próximo año. A continuación explicaremos los más significativos, pero en las simbiosis  tendencias de largo plazo – coyuntura y tendencias globales – dinámicas locales.

Economía mundial y mercado doméstico: débil crecimiento. En la última década el motor del crecimiento mundial han sido las economías emergentes. Y lo han hecho sobre la base de una incursión en industrias complejas de alto valor agregado. Los BRIC y otros países subdesarrollados, han ido expandiendo su participación en la economía mundial a través de un fortalecimiento de sus capacidades innovadoras y de desarrollo tecnológico. El resultado ha sido su creciente participación en la cadena productiva de empresas multinacionales de Europa y Norteamérica, provocando un aumento en los precios mundiales de commodities, lo que ha estimulado el superávit de cuenta corriente de economías como la colombiana.

Sin embargo, es poco probable que China e India puedan mantener altas y sostenidas tasas de crecimiento económico, mientras sus compradores más importantes: Europa, Estados Unidos y Japón- siguen en recesión. Y todo indica que esa será la tendencia de 2012. En consecuencia, los ingresos de los colombianos estarán afectados por la depresión de las remesas que envían nuestros paisanos desde España y Estados Unidos principalmente y por un menor precio del carbón, petróleo, ferroníquel y café; principales productos de exportación del país.

Perspectiva comerciales de Colombia. La masificación de acuerdos comerciales es la respuesta de los gobiernos a la incapacidad de la OMC para llegar a un nuevo gran pacto en el marco de la Ronda de Doha. Cada país trata de abrirse paso en los mercados internacionales, a través de acuerdos bilaterales, principalmente.

Las expectativas colombianas están centradas en la ratificación del TLC con Estados Unidos y las oportunidades que ofrecen mercados con los que se tienen recientes acuerdos: la Unión Europea, Canadá, Japón, Corea, entre otros. Con respecto a estos países, la oportunidad está relacionada con el aprovechamiento de preferencias que ya existían de manera unilateral –ATPDEA y SGP- pero que ahora serán permanentes, por ende, más confiables y atractivas para los inversionistas.

Estos tratados pueden atraer inversionistas extranjeros que quieran aprovechar los Acuerdos Comerciales y de Inversiones para atender otros mercados desde Colombia. Igualmente, podremos acceder a maquinarias y materias primas libres de aranceles. Pero, no olvidemos que algunas empresas nacionales que abastecen el mercado doméstico encontrarán nuevos competidores derivados de estos tratados.

Sin embargo, hay que tener en cuenta dos elementos adicionales. Primero, los mercados con los que firmamos TLC no son exclusivos; otros competidores ya han firmado tratados o esperan hacerlo en los próximos meses o años. En consecuencia, los TLC son una oportunidad que sólo tiene sentido si nuestras empresas elevan su productividad, agregan valor, se diferencian e innovan. No olvidemos que 20 años de apertura económica no se han traducido en un cambio significativo de la oferta exportable; la cual sigue siendo, con loables excepciones, una, poco diversa, gama de commodities.

El segundo elemento tiene que ver con el mercado venezolano. A pesar de que las relaciones políticas entre los dos países tienden a mejorarse, la dinámica comercial no tiene que seguir el mismo rumbo. Venezuela espera un ingreso pleno al Mercosur y ya ha tomado medidas para cubrir las exportaciones colombianas con productos de Brasil y Argentina. Sectores como el automotriz, cárnicos, huevos y lácteos ya han sido desplazados por proveedores del Cono Sur. Las empresas colombianas de manufacturas y sector agro-industrial deben aceptar el reto de encontrar nuevos mercados. En este camino, hay que analizar el potencial de otros acuerdos: CAN con Mercosur y los convenios existentes con Chile, México y demás países centroamericanos.

La tasa de cambio. Llevamos 10 años de revaluación. El dólar, que de manera gradual llegó a los $2300 hace casi una década – tocando el borde de los $3000 en la coyuntura política de 2002- se mantiene por debajo de los dos mil pesos desde hace varios meses. Esto es algo que preocupa a exportadores y al mercado nacional por el incremento de las importaciones. No es viable predecir lo que va a suceder pero hay elementos estructurales para entender que no se va a presentar una fuerte devaluación del peso. Probablemente las relaciones Dólar – Euro y Dólar – Yen van a cambiar, desacelerando la tendencia de devaluación del dólar, pero el cambio no puede ser muy significativo porque Estados Unidos no muestra señales de moverse en esa dirección. La Reserva Federal y el gobierno americano –en un año electoral- tratarán de mantener una política expansionista para recuperar los empleos perdidos durante la crisis: La política monetaria norteamericana seguirá siendo expansiva. Se tomarán medidas para reactivar la economía, lo que implica evitar la revaluación del dólar.

Crecimiento económico 2011: pronóstico reservado

Introducción: siguiendo la tradición, los analistas nacionales aprovechan la época navideña para pronosticar el desempeño de la economía en los próximos 12 meses. Sin embargo, no es viable mirar los indicadores de una economía abierta como la nuestra sin relacionarla con el comportamiento de la global e, igualmente, no tiene sentido práctico si no se le analiza en un contexto de largo plazo.

Pronósticos: Como antesala debemos decir que las cifras del año que estamos cerrando son menos alagüeñas de lo esperado por gremios y gobierno. El crecimiento económico del tercer trimestre sólo alcanzó, según el DANE, 3,6%, guarismo inferior al proyectado hace un año. De hecho, todo indica que el 2010 cerrará por debajo del 4%. Esto nos coloca dos puntos por debajo del promedio latinoamericano.

Conocedores de esa información, gremios y autoridades económicas presupuestan para 2011 un crecimiento que oscila entre 4,3% (Asobancaria) y 5% (Fedesarrollo y Andi). Banrepública y ANIF estiman que el crecimiento será cercano al 4.5%.

Factores endógenos: En estos pronósticos pesa mucho el comportamiento de la inversión y el incremento del consumo doméstico. En otras palabras, el crecimiento de la economía colombiana depende en gran medida de la recuperación del consumo de las familias, de las inversiones de nuestras empresas y de los capitales internacionales. Con respecto a los últimos, debe destacarse que continúa la concentración de estas inversiones en la industria de extracción (petróleo y gas, principalmente) y en el sector servicios: banca, comercio y telecomunicaciones, principalmente.

Lamentablemente, (ver en nuestro blog: Globalización Financiera: retos para países en desarrollo -gráfico 2-)  mucha de la inversión extranjera que llega al sector servicios se relaciona con fusiones y adquisiciones y en  menor medida con la generación de nuevas empresas. No se visualiza un redireccionamiento de estos capitales hacia la industria manufacturera o agropecuaria, donde tenemos unas ventajas comparativas importantes y un enorme potencial para la generación de empleo.

Sin embargo, debemos destacar el pronóstico optimista de la ANDI que da un peso significativo a cambios estructurales que se habrían dado en las empresas colombianas y que inciden en su competitividad de largo plazo: innovación, desarrollo de nuevos productos e inversiones en calidad.

Tema aparte representa el comportamiento del clima. Los problemas que ha vivido Colombia con el invierno afectan a la agricultura y a las vías de infraestructura, principalmente. De un lado, ello se puede traducir en malas cosechas, escasez de materias primas y alimentos, y sobrecostos de transporte por pérdidas de tiempo y dificultades de acceso. Pero, de otro lado, la concentración del presupuesto del gobierno hacia la construcción de viviendas, vías y apoyo a los damnificados, se convierte en un motor de recuperación económica que jalonará a diversos sectores de la economía colombiana.

Factores exógenos: Este moderado optimismo de los gremios y del Banco de la República se matiza con variables del orden internacional. El crecimiento depende también de las buenas relaciones con los vecinos (Ecuador y especialmente Venezuela, son dos grandes compradores de bienes manufacturados y alimentos de origen colombiano). Igualmente, el escenario gris de la economía de las naciones industrializadas pende como espada de Damocles sobre el ciclo económico global. Estas economías aún no se recuperan plenamente de la crisis financiera mundial: guerra de monedas y alto desempleo se convierten en potenciales factores de proteccionismo, baja en las importaciones y caída en los flujos de capitales hacia economías en vía de desarrollo.

Un determinante de estos factores externos será el comportamiento de la tasa de cambio. Para la banca nacional y extranjera, el dólar terminará el 2011 con una cotización  que oscila entre $1720 y $1854. Este consenso de la banca es un indicio negativo para el crecimiento de la economía colombiana. Si este dato se acompaña de un estancamiento en los países del Norte –hecho altamente probable- podría darse una baja en los precios de los commodities, lo que afectaría seriamente nuestros ingresos de exportaciones.

De igual manera, una recesión en el Norte y un dólar barato, acompañados de un sostenido consumo doméstico -según pronóstico del gobierno y los gremios-, elevarán el déficit en cuenta corriente a causa del aumento de las importaciones y la caída en los ingresos de remesas por el desempleo de los colombianos que viven en España y Estados Unidos.

Comentario final: En nuestro blog consideramos que el próximo año no será  muy bueno y que el crecimiento económico estará cercano al pronóstico menos optimista que presentan los gremios. Las razones de nuestro moderado pesimismo son:

1. Los países industrializados no salen de su crisis –de hecho, es altamente probable una nueva recesión-, lo que afectará nuestras exportaciones y los flujos de inversión. En el mediano plazo, las sombras son mayores ya que, de seguir la guerra de monedas, estaremos enfrentando un mercado con un dólar devaluado, además de un posible renacimiento del proteccionismo. El TLC con Estados Unidos seguiría empantanado y la Ronda de Doha de la OMC podría estar cerca de un fracaso definitivo.

2. La alta politización de las relaciones con Venezuela no permite ver confianza en los empresarios para incrementar inversiones de cara a exportaciones sostenibles hacia el vecino país. Venezuela era, antes de la crisis de relaciones diplomáticas, nuestro principal comprador de manufacturas.

3. La recuperación de la economía colombiana no se acompaña de un mejoramiento significativo del empleo. El desempleo sigue siendo alto y, aunque cae, el subempleo y el empleo de baja calidad que se han generado no aseguran un sostenido crecimiento del consumo doméstico.

4. Será un factor positivo el incremento gradual en el volumen de extracción y exportaciones de petróleo, lo que asegurará ingresos sostenidos de divisas en los próximos años.

5. Y, lo más destacable es el pronóstico de la ANDI sobre los cambios en innovaciones y calidad, lo que se comprobará más claramente en el mediano y largo plazo y no tanto en el 2011.

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