Mientras festejaba la llegada del Año Nuevo en una finca del oriente antioqueño, fue sorprendido por la Policía el último cabecilla de la organización criminal “Pachelly” que faltaba por capturar: Francisco Emilio Mazo Pulgarín, alias “Pocho”.
Su encarcelamiento representa el final de una generación de jefes en esa estructura que delinque en el norte del Valle de Aburrá, y su consecuente degradación en el bajo mundo.