Tras más de treinta años, Colombia volvió al protocolo de los magnicidios. Miguel Uribe Turbay, uno más de los tantos hijos de la violencia que no para, ya se encuentra en el Cementerio Central en Bogotá. EL COLOMBIANO acompañó su último recorrido por el Congreso, la Catedral Primada y las calles del país que amó y del que quería ser presidente.