La turbulencia de la recesión se aproxima: ¡pónganse los cinturones!

Los buenos vientos que vive la economía colombiana en este 2019 (un crecimiento que gira alrededor del 3%) soplan en un contexto global bastante incierto. La dinámica de la economía doméstica (consumo de los hogares) y los relativamente estables precios del petróleo, son la base de un frágil pero notable crecimiento económico. Si comparamos con el pasado cercano o con el vecindario latinoamericano, entonces, no nos podemos quejar -en tierra de ciegos el tuerto es rey-

Si bien 3% no es como para elevar cohetes, la pregunta que hoy nos hacemos es: ¿será sostenible este nivel de crecimiento? La lista de factores que juegan en contra es bastante extensa:

- Europa envía claras señales de recesión. Ya Alemania, la locomotora de la Unión Europea, presenta signos de agotamiento: un trimestre con crecimiento negativo. Técnicamente hablando se requieren dos períodos consecutivos para hablar de recesión. Así que, éste es el primer campanazo.

el ciclo economico explicacion basica

- Brexit: segundo mensaje europeo. La salida de Gran Bretaña del bloque europeo es un hecho cantado. La fecha se ha movido un poco, pero seguramente el fenómeno se dará este fin de año. Muy seguramente los mercados ya descontaron parte del efecto negativo de la separación de la isla, pero la verdadera magnitud del daño sólo se sabrá cuando se materialice el hecho. Todo indica que el Premier Johnson no tendrá la sutileza de la ex-primera ministra Theresa May, quien trató de suavisar los términos de la salida, por lo tanto, se espera un aterrizaje doloroso.

La retirada de Londres tiene diversas consecuencias: problemas migratorios entre ciudadanos de diversos países europeos, incremento en el costo de las importaciones recíprocas entre el continente e Inglaterra, debilitamiento del movimiento de capitales y renacimiento del problema irlandés (la frontera dura). Este último, más socio-político que económico.

- China continúa su crónica desaceleración económica. A pesar de que todos los países del mundo -excepto India- añoran las tasas de crecimiento del coloso asiático, la realidad es que ya va una década de continua desaceleración. La locomotora de la economía mundial de este comienzo de siglo va cada año más lentamente. Por lo tanto, si los vagones de atrás dependemos de China, el presagio de corto y mediano plazo es cada vez menos alagüeño.

- Guerras comerciales de Estados Unidos. Como lo hemos explicado en blogs anteriores, bajo una economía centrada en Cadenas Globales de Valor declarar guerras comerciales es como “darse un tiro en el pié”. Sin embargo, con el ánimo de lograr alguna renegociación ventajosa con China, de modo tal que baje parcialmente su déficit comercial, lo más probable es que Trump mantendrá una posición agresiva, al menos hasta que alcance la reelección, para lo cual aún falta más de un año.

El caso es que la incertidumbre que genera la política de Trump  con respecto al comercio mundial (incluso sus amenazas de retirarse de la OMC), conlleva que los inversionistas duden y eso ya empuja la economía hacia la recesión. O sea, los riesgos de mayores costos al comercio (aranceles de una guerra comercial) y la incertidumbre para los inversionistas, conllevan recesión. ¿Quién puede salir ganando? algunos mercados emergentes que puedan sustituir a los productores chinos en Estados Unidos o a los norteamericanos en China. ¿Qué tiene Colombia para exportar? revisemos nuestra balanza comercial: petróleo, carbón, oro, flores, bananos y café. Nada que ver.

- La caída en la tasa de los bonos de largo plazo. Una razón técnica que ayuda a anticipar la llegada de la recesión, es la derivada del estudio paralelo al comportamiento de las tasas que se pagan por los bonos de corto y largo plazo en el mercado financiero. En una economía que no se halle en recesión, los ahorradores a largo plazo son tentados con tasas más altas como compensación a la espera. Sin embargo, cuando la economía se halla en recesión, pocos ahorradores apuestan por los bonos de corto plazo, en cambio, buscan refugio mientras se ven claras las cosas: compran oro, tierras, futuros de combustibles o títulos de deuda a largo plazo. El inusitado interés por los bonos de largo plazo baja su tasa y tiende a acercarla a la de corto plazo. Ya en agosto de este año los bonos de largo plazo han bajado tanto que se han equiparado a los de corto. ¿Ya ha llegado la recesión?

bonos a corto y a largo plazo

Correas de transmisión hacia la economía colombiana.

Si la recesión global comienza en el Norte (Unión Europea y Estados Unidos, acompañados de un Japón crónicamente estancado y una China desacelerada), sus efectos sobre cada nación son diversos. Las correas de transmisión pueden verse en una balanza de pagos: flujo de mercancías y servicios o flujo de capitales (inversiones y crédito externo). Dichos flujos alteran la tasa de cambio y la tasa de interés y, a través de éstas, los indicadores de inflación, desempleo y crecimiento económico.  ¿Qué podemos esperar?

- Exportaciones: la desaceleración actual y la posible recesión cercana, son una síntesis de la caída en la producción y el consumo mundial. En consecuencia, la demanda de commodities debe bajar, lo que se podría traducir en caída de los precios del petróleo, del carbón y del café principalmente. Aquí comenzamos a sentir los efectos negativos de la recesión global, en tanto caen los ingresos por exportaciones y se afecta el presupuesto del Estado, especialmente por su condición de accionista mayoritario de Ecopetrol.

Lo único que podría menguar el efecto sería una jugada activa de la OPEP reduciendo la producción mundial del crudo; o un enfrentamiento militar entre Estados Unidos e Irán, lo que podría estimular el precio del petróleo.

Importaciones: la producción colombiana es cada vez más dependiente de las importaciones (insumos y componentes); entonces, si bajan los ingresos en moneda extranjera (caída en los precios del petróleo), entonces, el dólar seguirá revaluado, lo que se traducirá en importaciones más costosas. Si bien esto es una oportunidad para otros productores nacionales, ésta no se puede aprovechar en el corto plazo. La reconversión industrial no es un fenómeno que se dé de la noche a la mañana. Sin embargo, esto ayudará a menguar el déficit de cuenta corriente, aunque con un componente de inflación.

Remuneración de los factores de producción: las empresas que vienen al país y la banca internacional buscan beneficios por sus inversiones y créditos (utilidades e intereses). Un factor que agudiza el déficit de la cuenta corriente colombiana es la repatriación de utilidades y el pago de intereses de la deuda externa. Dichas salidas de divisas en la actualidad son superiores al déficit total de la cuenta corriente. En una recesión económica, las filiales y sucursales giran con más fuerza sus utilidades (no las reinvierten) a sus matrices en Europa, Norteamérica y Este Asiático. Por lo tanto, tendremos un mayor desangre por cuenta corriente.

Inversión Extranjera Directa: Colombia tiene un claro destino para la mayor parte de la inversión extranjera, la minería de hidrocarburos. Con precios bajos de commodities dicha inversión tiende a menguar. En consecuencia, el déficit de cuenta corriente tendrá que bajar (con menos importaciones) o deberá ser financiado con capitales golondrina, lo que nos convierte en una economía más vulnerable.

Remesas: los colombianos que viven en el extranjero (especialmente en España y Estados Unidos) generan remesas que ayudan a financiar el déficit de cuenta corriente. Dichas remesas se aproximan a los 6 mil millones de dólares. La experiencia de la crisis de 2007-2008 evidencia que esta cuenta se ve afectada por la recesión, ya que, a los emigrantes colombianos se les dificulta tener empleo estable e ingresos durante la recesión. Sin embargo, en el corto y mediano plazo dicha caída no es muy fuerte.

En síntesis, es inevitable esperar que la recesión global afecte el crecimiento de la economía colombiana y que dicho efecto no sea insignificante. Por lo tanto, las familias y las empresas deben ser cuidadosas pero también creativas. No se trata de un daño inevitable sino de un entorno desfavorable con el que hay que aprender a convivir, incluso a aprovecharlo. Las decisiones estratégicas no se impulsan con factores coyunturales, en cambio, las crisis pueden ser una oportunidad para mirar diferente el mercado. Colombia está en mora de renunciar a su condición de economía rentista; una recesión es una oportunidad para entender que sólo la diversificación productiva y la competitividad basada en conocimiento e innovación son las puertas para fundamentar un desarrollo sostenible a largo plazo.

 

 

 

 

Colombia crece, pero no es como para “elevar cohetes.”

Giovanny Cardona Montoya, agosto 17 de 2019.

 

El DANE ha reportado el crecimiento del PIB para el primer semestre de 2019. Luego de revisar al alza el dato del primer trimestre, la conclusión es que la economía colombiana viene creciendo a una tasa del 3.05%, lo que es muy positivo en un mundo que va camino de la recesión.

Según los informes del DANE, los sectores que más crecen son, el financiero (5%), comercio (4,4%) y comunicaciones (4%). La construcción, otrora motor de la economía, ahora se ha deprimido (-2,4%). Igualmente es relevante destacar que el sector manufacturero perdió 0.1 en la participación del PIB (ahora es 12.0%).

La sostenibilidad de este crecimiento en el futuro cercano dependerá del consumo doméstico y de las obras civiles, principalmente. El hecho de que la economía colombiana se vea en el corto plazo en una perspectiva de recuperación es algo alentador, ya que, el escenario mundial va en otra dirección.

Adicionalmente, lo más llamativo es el hecho que la formación bruta de capital (inversión productiva) fue uno de los datos que mejor salió librado en la revisión del PIB del primer trimestre. En el primer informe se reportó con un crecimiento de 2,8% y ahora con la revisión se elevó a 4.2%.

El dato alentador se ha vuelto la noticia más reproducida por los medios, respaldando el optimismo en los análisis de líderes gremiales y de algunos expertos. Sin embargo, ¿estamos realmente en una fase sostenible de crecimiento económico?

El Entorno Global: camino de la recesión.

Esta semana -el miércoles 14 de agosto- tuve la oportunidad de visitar al Comité Intergremial de Antioquia y exponerles a los líderes gremiales de la región algunos argumentos de la muy posible volatilidad del tipo de cambio en el corto y mediano plazo.

La economía mundial vive una coyuntura compleja que se nutre de dos factores críticos que la empujan hacia la recesión: el Brexit y la guerra comercial entre Estados Unidos y China. El primer argumento, el Brexit, es un fenómeno que seguramente afectará la frágil economía europea. El comercio intrarregional de la Unión Europea es responsable del 25% de las exportaciones mundiales; y todo indica que la salida de Gran Bretaña será dolorosa: el ascenso de Johnson al cargo de Primer Ministro, quien lideró la campaña por el Brexit, hace pensar que la salida se hará en términos “poco amigables”.

Adicionalmente, las guerras comerciales de Trump con China no sólo mantendrán la dinámica de crecimiento desacelerado del coloso asiático, sino que afectarán a las firmas norteamericanas que extienden sus cadenas de valor a lo largo del Este Asiático.

Interdependencia en cadenas globales de valor

Imaginemos que Apple envía componentes para su IPhone a fabricantes chinos, los cuales ensamblan su producto. Dichos manufactureros compran otros componentes a proveedores de otras naciones (Corea, Alemania, Taiwán, otros), ensamblan el dispositivo y lo exportan a Estados Unidos ¿qué pasa si Estados Unidos coloca un arancel a este producto? ¿quién sale afectado?

La creciente interdependencia que generan las Cadenas Globales de Valor -fruto de estrategias de economías de escala y de la hiperespecialización-, hace que las guerras comerciales afecten tanto al país al que va dirigido al ataque, como a las propias empresas del atacante.

En consecuencia, tanto Johnson como Trump se están “dando un tiro en el pié”.

Estos dos detonantes de recesión se acompañan de factores previos que son caldo de cultivo: la extendida desaceleración económica de China y el trimestre recesivo de Alemania, locomotora de la Unión Europea.

desaceleracion economica de china

En más de dos lustros, China viene en un proceso continuo de desaceleración económica. Para recuperar la senda expansionista de décadas anteriores, el gigante asiático tiene que realizar ajustes en su política económica, particularmente para estabilizar su mercado doméstico. Eso no sucederá en el corto plazo, éste es un ajuste doloroso, riesgoso y complejo. Será una solución de mediano y largo plazo.

 

¿Y Colombia, qué tan vulnerable es?

A pesar de que el primer semestre de 2019 pinta bien para Colombia, el país tiene una serie de factores estructurales que lo hacen vulnerable ante una posible recesión económica global:

– Más del 70% de las exportaciones colombianas son commodities, por lo tanto, la recesión global puede bajar los precios de los combustibles y de otros commodities agudizando nuestro déficit de cuenta corriente. Ello, adicionalmente puede afectar las finanzas públicas puesto que el Estado es el principal accionista de Ecopetrol;

– El déficit fiscal de Colombia tiene algunos componentes estructurales que conforman un pasivo muy costoso: el pensional y la cobertura subsidiada de salud. Mientras no crezca la formalización del empleo, estos rubros seguirán siendo onerosos. Por lo tanto, el déficit tiene un componente crónico que hace imposible mantener unas tasas de interés bajas en el mediano y largo plazo;

– El déficit de cuenta corriente tiene un componente adicional: la repatriación de utilidades por parte de las multinacionales. Mientras Colombia no atraiga IED a los sectores agrario y manufacturero; y mientras no logre ser tan atractivo para la reinversión de las ganancias, el flujo negativo de divisas por cuenta corriente se mantendrá casi constante.

Estos tres factores hacen vulnerable a la economía colombiana, lo que se traduce en fenómenos coyunturales como las altas fluctuaciones de la tasa de cambio y la caída en la calificación de riesgo país. En el mediano plazo esto se puede traducir en desaceleración e, inclusive, recesión económica.

 

 

 

 

 

Un país que exporta hidrocarburos y “personas” para comprar productos chinos.

Agosto 21 de 2017.

Aunque la balanza de pagos es el espejo en el que podemos ver las relaciones de un país con el resto del mundo, aquella también se puede utilizar para observar algunos de los hilos conductores de la dinámica económica doméstica.

1. EL CONCEPTO.

La balanza de pagos tiene dos grandes componentes, la cuenta corriente y la cuenta de capitales. El primer componente evidencia las operaciones de compra-venta internacionales de un país. Sin embargo, dicho componente no sólo incluye las mercancías, sino también los servicios y los pagos que se realizan por los factores de producción. Así, los intereses que se pagan por la deuda internacional y las utilidades que repatrian las empresas multinacionales se consideran compensaciones al capital, por lo tanto aparecen en la cuenta corriente. Pero, y de modo más sorprendente, debemos señalar que las remesas que envían los compatriotras que abandonan el país por diversas razones, también se reportan en la cuenta corriente, como una especie de pago por la exportación de la mano de obra.

El segundo componente, la cuenta de capitales, contabiliza los ingresos y salidas internacionales de capital, ya sean en forma de deuda externa o de inversiones extranjeras. En esta cuenta se incluyen los capitales de corto plazo y de largo plazo.

2. COLOMBIA OPTIMISTA

A lo largo de las últimas dos décadas, la balanza comercial (componente de la cuenta corriente que registra las importaciones y exportaciones de bienes) ha reflejado un comportamiento poco alarmante. No se han presentado déficits notorios, incluso en algunos años se ha tenido superávit comercial.

De igual manera, la cuenta de capitales evidencia que el país a lo largo de dos decenios ha atraído  Inversión Extranjera Directa y créditos de largo plazo. Este tipo de capitales tienden a ser productivos, relacionados con el desarrollo de empresas y obras de infraestructura, no dedicados a financiar el consumo.

neoliberalismo money

Hasta aquí, estas dos evidencias muestran un país optimista con una relación positiva con el resto del mundo: no hay exceso de importaciones y el país es atractivo para los inversionistas extranjeros.

3. COLOMBIA AMARGA.

Si bien la balanza comercial de Colombia no presenta síntomas críticos en el largo plazo (no se presenta un crónico, estructural o profundo déficti comercial), la cuenta corriente sí es deficitaria, de manera profunda y crónica. Aunque la relación entre exportaciones e importaciones de mercancías es estable, el país tiene un crónico déficit en cuenta corriente, el cual se explica por la salida de divisas en forma de utilidades repatriadas (las empresas extranjeras se llevan las ganancias) o de pago de intereses de la deuda externa.

Este déficit no es de mayor envergadura gracias a que los casi dos millones de colombianos que han salido del país buscando mejores oportunidades, envian remesas que son más importantes que el valor total de las exportaciones de café. Aunque las remesas se han reducido con la crisis económica de España y la desaceleración de la economía de Estados Unidos, su peso sigue siendo muy relevante.

Aunque la cuenta de capitales también se ha visto favorable en las últimas décadas, en realidad hemos venido incubando una crisis. La mayor parte de las inversiones extranjeras que llegan al país vienen para la industria minera, particularmente hidrocarburos, lo que explica su sensible descenso desde que los precios internacionales del petróleo se vinieron al piso en 2014.

El tema es que las evidencias empíricas señalan que nuestra economía no es atractiva para los inversionistas extranjeros, excepto en la minería, la banca o el comercio. O sea, ni el agro, ni la industria manufacturera son destinos significativos de los inversionistas extranjeros. Durante varios artículos hemos señalado la importancia de innovar y agregar valor a nuestros productos y para ello sería de mucha utilidad la transferencia de know how por parte de las empresas extranjeras. Pero eso no está sucediendo.

juan valdez

4. A MANERA DE CONCLUSIÓN.

La balanza de pagos no sólo es una herramienta para conocer las relaciones económicas internacionales de un país. Con los datos que se pueden leer en la información que aporta el Banco de La República, se ratifican varios hechos que dan a entender la crisis estructural de la economía colombiana:

– dependemos de las exportaciones de hidrocarburos, a pesar de que no tenemos reservas de petróleo a largo plazo. La importancia del café y otros productos de agroindustria ha caído significativamente. Ni qué hablar de otros sectores de la industria manufacturera.

– atraemos inversiones extranjeras pero fundamentalmente para la exploración y explotación de hidrocarburos y la venta de empresas en el sector financiero, comercio y telecomunicaciones. Pero no llegan capitales para modernizar la industria manufacturera o el agro. Adicionalmente, la repatriación de utilidades evidencia que los países industrializados no están interesados en reinvertir sus utilidades en el país.

– las remesas de colombianos que se han ído del país financian una parte importante del déficit en cuenta corriente.

O sea, estamos vendiendo nuestras empresas, explotando el subsuelo y exportando mano de obra para financiar nuestro tren de consumo.

Crecimiento económico 2011: pronóstico reservado

Introducción: siguiendo la tradición, los analistas nacionales aprovechan la época navideña para pronosticar el desempeño de la economía en los próximos 12 meses. Sin embargo, no es viable mirar los indicadores de una economía abierta como la nuestra sin relacionarla con el comportamiento de la global e, igualmente, no tiene sentido práctico si no se le analiza en un contexto de largo plazo.

Pronósticos: Como antesala debemos decir que las cifras del año que estamos cerrando son menos alagüeñas de lo esperado por gremios y gobierno. El crecimiento económico del tercer trimestre sólo alcanzó, según el DANE, 3,6%, guarismo inferior al proyectado hace un año. De hecho, todo indica que el 2010 cerrará por debajo del 4%. Esto nos coloca dos puntos por debajo del promedio latinoamericano.

Conocedores de esa información, gremios y autoridades económicas presupuestan para 2011 un crecimiento que oscila entre 4,3% (Asobancaria) y 5% (Fedesarrollo y Andi). Banrepública y ANIF estiman que el crecimiento será cercano al 4.5%.

Factores endógenos: En estos pronósticos pesa mucho el comportamiento de la inversión y el incremento del consumo doméstico. En otras palabras, el crecimiento de la economía colombiana depende en gran medida de la recuperación del consumo de las familias, de las inversiones de nuestras empresas y de los capitales internacionales. Con respecto a los últimos, debe destacarse que continúa la concentración de estas inversiones en la industria de extracción (petróleo y gas, principalmente) y en el sector servicios: banca, comercio y telecomunicaciones, principalmente.

Lamentablemente, (ver en nuestro blog: Globalización Financiera: retos para países en desarrollo -gráfico 2-)  mucha de la inversión extranjera que llega al sector servicios se relaciona con fusiones y adquisiciones y en  menor medida con la generación de nuevas empresas. No se visualiza un redireccionamiento de estos capitales hacia la industria manufacturera o agropecuaria, donde tenemos unas ventajas comparativas importantes y un enorme potencial para la generación de empleo.

Sin embargo, debemos destacar el pronóstico optimista de la ANDI que da un peso significativo a cambios estructurales que se habrían dado en las empresas colombianas y que inciden en su competitividad de largo plazo: innovación, desarrollo de nuevos productos e inversiones en calidad.

Tema aparte representa el comportamiento del clima. Los problemas que ha vivido Colombia con el invierno afectan a la agricultura y a las vías de infraestructura, principalmente. De un lado, ello se puede traducir en malas cosechas, escasez de materias primas y alimentos, y sobrecostos de transporte por pérdidas de tiempo y dificultades de acceso. Pero, de otro lado, la concentración del presupuesto del gobierno hacia la construcción de viviendas, vías y apoyo a los damnificados, se convierte en un motor de recuperación económica que jalonará a diversos sectores de la economía colombiana.

Factores exógenos: Este moderado optimismo de los gremios y del Banco de la República se matiza con variables del orden internacional. El crecimiento depende también de las buenas relaciones con los vecinos (Ecuador y especialmente Venezuela, son dos grandes compradores de bienes manufacturados y alimentos de origen colombiano). Igualmente, el escenario gris de la economía de las naciones industrializadas pende como espada de Damocles sobre el ciclo económico global. Estas economías aún no se recuperan plenamente de la crisis financiera mundial: guerra de monedas y alto desempleo se convierten en potenciales factores de proteccionismo, baja en las importaciones y caída en los flujos de capitales hacia economías en vía de desarrollo.

Un determinante de estos factores externos será el comportamiento de la tasa de cambio. Para la banca nacional y extranjera, el dólar terminará el 2011 con una cotización  que oscila entre $1720 y $1854. Este consenso de la banca es un indicio negativo para el crecimiento de la economía colombiana. Si este dato se acompaña de un estancamiento en los países del Norte –hecho altamente probable- podría darse una baja en los precios de los commodities, lo que afectaría seriamente nuestros ingresos de exportaciones.

De igual manera, una recesión en el Norte y un dólar barato, acompañados de un sostenido consumo doméstico -según pronóstico del gobierno y los gremios-, elevarán el déficit en cuenta corriente a causa del aumento de las importaciones y la caída en los ingresos de remesas por el desempleo de los colombianos que viven en España y Estados Unidos.

Comentario final: En nuestro blog consideramos que el próximo año no será  muy bueno y que el crecimiento económico estará cercano al pronóstico menos optimista que presentan los gremios. Las razones de nuestro moderado pesimismo son:

1. Los países industrializados no salen de su crisis –de hecho, es altamente probable una nueva recesión-, lo que afectará nuestras exportaciones y los flujos de inversión. En el mediano plazo, las sombras son mayores ya que, de seguir la guerra de monedas, estaremos enfrentando un mercado con un dólar devaluado, además de un posible renacimiento del proteccionismo. El TLC con Estados Unidos seguiría empantanado y la Ronda de Doha de la OMC podría estar cerca de un fracaso definitivo.

2. La alta politización de las relaciones con Venezuela no permite ver confianza en los empresarios para incrementar inversiones de cara a exportaciones sostenibles hacia el vecino país. Venezuela era, antes de la crisis de relaciones diplomáticas, nuestro principal comprador de manufacturas.

3. La recuperación de la economía colombiana no se acompaña de un mejoramiento significativo del empleo. El desempleo sigue siendo alto y, aunque cae, el subempleo y el empleo de baja calidad que se han generado no aseguran un sostenido crecimiento del consumo doméstico.

4. Será un factor positivo el incremento gradual en el volumen de extracción y exportaciones de petróleo, lo que asegurará ingresos sostenidos de divisas en los próximos años.

5. Y, lo más destacable es el pronóstico de la ANDI sobre los cambios en innovaciones y calidad, lo que se comprobará más claramente en el mediano y largo plazo y no tanto en el 2011.